En tiempos de cuarentena, el mayor de los misterios que ronda la Casa Real no tiene que ver con el último ‘modelito’ que haya lucido en público doña Letizia, ni con algún gesto sometido a observación, análisis o comparación de alguno de sus miembros (por insólito que parezca). Lo realmente intrigante es dónde se hallan recluidos los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía. Una información que cobra todavía más envergadura si tenemos en cuenta la reciente renuncia de Felipe VI a la herencia de su padre y el despojo de su correspondiente asignación precisada en los presupuestos de la realeza (194.232 euros al año); todo, a causa de sus supuestas cuentas opacas en Suiza.
En plena emergencia sanitaria mundial y con el estado de alarma puesto en marcha por el Gobierno español, en Zarzuela no parecen estar viviendo un confinamiento reposado.
Tal y como apunta ‘Vanitatis’ (El Confidencial), la ubicación de los progenitores del Rey es una incógnita e incluso podrían estar viviendo por separado:
«Es muy poco probable que Sofía se encontrara en otro lugar que no fuera la capital cuando se decretó el estado de alarma», señala el redactor del citado medio tras subrayar que acudió el pasado 6 de marzo de 2020 a la basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (Madrid).
Por su parte, Juan Carlos podría encontrarse o bien en territorio nacional (la última vez que se le vio fue el 27 de febrero de 2020 en el Bernabéu), o en tierras extranjeras:
«Podría haber salido de Madrid y estar en algunos de los varios refugios que tiene a su disposición, no solo en nuestro país, sino también en el extranjero», añade.
Por el momento, Zarzuela no se ha pronunciado al respecto, si bien debería hacerlo, del mismo modo que reveló que los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, están albergados en el Pabellón del Príncipe, localizado en el mismo complejo que el Palacio de La Zarzuela (cuenta con 1.800 metros útiles).
