Vaya por delante que lo cortés, lo obligado, lo correcto es que el líder del PSOE -el mismo a quien no importaba que su colega Pablo Iglesias se saltase todas las normas del confinamiento cuando la pandemia de coronavirus hacía estragos en España- hubiera respondido al saludo.
Ni se hubiera contagiado ni habría pasado nada, pero Pedro Sánchez es un patán de tomo y lomo y quiso apuntarse un tanto.
Hay quien comenta sarcástico en redes sociales que Sánchez intenta ahora ‘compensar’ la letal irresponsabilidad de haber mandado a su mujer, su madre y sus ministras a la manifestación feminista del 8M, donde se contagiaron todas.
El caso es que Felipe VI y Pedro Sánchez protagonizado este 1 de julio de 2020 un ‘embarazoso’ momento. Menor y hasta divertido, pero chocante.
El Rey de España, que había viajado hasta Badajoz para la reapertura de las fronteras con Portugal, llegó a destino y se bajó el coche oficial.
Estaba esperando el presidente del Gobierno y a saludarle se encaminó el soberano, sin darle muchas vueltas a la cabeza.
El caso es que Felipe, en un acto reflejo y olvidando por un instante las obsesivas manías que ha impuesto el miedo al coronavirus, tendió la mano al socialista.
Apenas realizado el gesto, se dió cuenta de la metedura de pata y le retiró la mano.
Sánchez, que estaba con las manos juntas y en plan monaguillo antiguo para evitar el contacto físico, puso cara de malhuele y le hizo al monarca lo que popularmente se conoce como ‘la cobra’.
Los dos, Rey y presidente del Gobierno, iban embozados con las pertinentes mascarillas y no hemos podido leer sus labios.
Y después,llegó la pifia pero esta vez clamorosa y del líder del PSOE.
La historia nos ha enseñado que la rotura de las democracias empieza, a menudo, por la pérdida de las formas democráticas.
Esto es así porque, si bien es cierto que la democracia es mucho más que un conjunto de formas y formalidades, la democracia que abandona y renuncia a las formas termina por perder su fondo.
El menosprecio a las formas o la arbitrariedad en su aplicación es propia de los gobernantes que se creen por encima de la propia democracia y no son capaces de entender cuál es el lugar que les corresponde.
De nuevo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha saltado el protocolo, esta vez en el acto de reapertura de la frontera entre España y Portugal, cuando se ha colocado en medio de la fotografía oficial.
Ha tenido que ser el Rey quien le ha indicado al jefe del Ejecutivo el lugar que tenía que ocupar.
TODAS LAS PIFIAS PROTOCOLARIAS DE PEDRO SÁNCHEZ
Pedro Sánchez es un presidente del Gobierno reñido con el protocolo institucional.
Este miércoles ha tenido que ser corregido por el mismo Rey cuando para la foto oficial con el presidente y el primer ministro de Portugal en Badajoz el líder del PSOE dejaba a su homólogo, António Costa, en un extremo.
Esta metedura de pata de Sánchez no es ni mucho menos la primera en materia de protocolo.
- BESAMANOS EN EL PALACIO REAL. La más sonada fue en la recepción el 12 de octubre de 2018 en el Palacio Real. Entonces, Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, tras estrechar la mano a los Reyes, se colocaron a su lado y como unos miembros más de la Familia Real empezaron a dar apretones de mano. Tras saludar a la ‘popular’ Ana Pastor y a otros altos cargos del Estado, el servicio de Protocolo de Casa Real tuvo que advertir al matrimonio Sánchez-Gómez que no debían protagonizar el ‘besamanos’ y Sánchez y su esposa finalmente se apartaron.
- EN BRUSELAS. Pocos días después Sánchez fue corregido por el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. En una visita a Bruselas, el presidente del Gobierno español comenzó a hablar a los medios de comunicación en un ‘photocall’, un gesto que no estaba contemplado en el protocolo establecido.
- CHALECO POR DEBAJO DE LA LEVITA. Otro momento que corrió como la pólvora ocurrió en marzo de 2019, durante la cena de gala ofrecida por los Reyes al presidente de Perú, Martín Vizcarra. El presidente del Gobierno, como dictaba la etiqueta, acudió en frac. Pero un detalle llamó la atención en el atuendo del líder socialista: el chaleco sobresalía excesivamente por debajo de la levita. Las normas dictan que el chaleco no debe asomar bajo esta prenda. En esa misma cena, el ‘cantinflesco’ Sánchez creyó que el Rey se dirigía a él cuando saludó al presidente de Perú. «Señor presidente…, señora primera dama», fueron las palabras que pronunció el Rey y que confundieron a Pedro Sánchez. El jefe del Gobierno de España abrió la boca con la intención de agradecerlo para luego agachar la mirada, fruto de su error y de la vergüenza pasajera.
- SIN DISTANCIA CON LOS REYES. También junto a Don Felipe y Doña Letizia, Sánchez cometió el error de querer captar el protagonismo en la conversación de los monarcas con el paracaidista que se accidentó en el desfile militar del Doce de Octubre en 2019. Pese al protocolo -que le exige mantenerse a una distancia prudencial de los monarcas- Sánchez decidió colocarse prácticamente al lado, mientras los Reyes daban ánimos al paracaidista. El presidente socialista tuvo que ser advertido por personal de protocolo para que aminorase el paso mientras los Reyes procedían al saludo.
- LA DEJÓ SIN SALUDO. También en 2019, en su visita a la Jefatura Superior de Policía de Cataluña para visitar a los agentes heridos por los disturbios separatistas con motivo de la sentencia del 1-O, Sánchez no se detuvo ante la agente encargada de la seguridad en la puerta del edificio -que se cuadró ante la llegada del presidente- y a la que apenas saludó con un leve gesto. A la salida, Sánchez tampoco se despidió de ella. Sí lo hizo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con un apretón de manos.