A Pablo Iglesias le angustiaba toda aproximación de Felipe VI a las Fuerzas Armadas.
El exlíder de Podemos, que no cuenta con ninguna aceptación dentro del Ejercito, era el encargado de liderar una ola de ataques contra Casa Real cuando el Rey participaba en un acto público con los uniformados.
El pánico del exvicepresidente segundo de Pedro Sánchez se incrementó cuando 39 mandos de la reserva del Ejército del Aire enviaron una carta al Rey Felipe VI para ponerse a disposición de Casa Real para ‘combatir’ a quienes atacan a la Monarquía, al Poder Judicial, a la lengua castellana y la independencia de la Fiscalía General del Estado (justamente en manos de la exministra de Justicia de Pedro Sánchez, Dolores Delgado).
Trasquilado y fuera de la política, las pataletas de Pablo Iglesias quedaron en el pasado (al menos, hasta que sean retomadas por el partido de extrema izquierda). Un hecho que aprovechó Felipe VI para tener tranquilamente un gesto hacia las Fuerzas Armadas.
El monarca recibió en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) a los últimos militares españoles en Afganistán. Un hecho histórico, ya que se pone fin a una de las misiones más largas que han afrontado las Fuerzas Armadas desde la llegada de la democracia a nuestro país.
Su llegada ha estado acompañada, como no podía ser de otro modo, de un acto de homenaje a todos los militares que han pasado a los largo de las últimas dos décadas por el país asiático.
El mismo ha estado presidido por el rey Felipe VI, que vestía su uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, acompañado del jefe de la cúpula militar, almirante general Teodoro López Calderón.
Para evitar dejar todo el protagonismo a Casa Real, desde el Gobierno PSOE-Podemos también se encargaron de que estuvieran presentes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.
A pesar de la presencia de los socialistas, fue Felipe VI quien ha recibido la última bandera española que se arrió en una ceremonia en Afganistán. En un acto homenaje de la OTAN a las tropas españolas, todos se dieron cita en el aeropuerto Hamid Karzai.
Los tres días de alto el fuego decretados por el fin del Ramadán permitieron celebrar tanto este último acto como la vuelta de los españoles con cierta calma y seguridad en el territorio afgano.
La operación ‘Libertad Duradera en Afganistán’ se puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. En ella participaron tropas de viarios países para perseguir a Al Qaeda.
En enero de 2002 llegaron los primeros 350 españoles a Kabul y a lo largo de estos casi 20 años han participado más de 27.000 profesionales que se han desplazado a territorio afgano.
El coste en vidas ha sido de un centenar: 97 militares, tres guardias civiles y dos intérpretes. A todos ellos se ha rendido honores durante el acto.
El retén de 24 efectivos que permanecían desde la pandemia en Afganistán estaban dedicados a adiestrar a tropas locales y respondían a las órdenes del Mando de Operaciones Especiales.
