Guinea, Cuba, Libia... Que nadie se nos adelante...
Se equivocan quienes tachan a Zapatero de veleidoso. Hay al menos una fiel alianza, la hermandad bolivariana, junto a la que se mantiene firme como roca contra viento y mareas.
¿Es una alianza guiada por la solidaridad con el progreso y la libertad de Iberoamérica?
Más bien parece que el movimiento bolivariano, en su desdén hacia los partidos políticos, la Prensa, las instituciones y la separación de poderes es la mayor amenaza a la ola democratizadora que recorría al continente desde los años 80.
Subraya Alberto Sotillo en ABC que, cuando ya parecían olvidados los caudillos carismáticos, aquí vuelven con el apoyo del gobierno de la madre patria.
Cuando los pueblos de Iberoamérica buscan una mayor integración social y política, la hermandad bolivariana aspira a conquistar el alma del continente, a ser faro y guía del mañana frente a demócratas y pragmáticos de la vieja escuela, como los que gobiernan en Chile, Brasil o Perú, pasados de moda a ojos bolivarianos.
Y se diría que también de nuestro Gobierno, que tan leal apoyo presta al nuevo caudillismo.
¿Lo hace por cínico pragmatismo y con la vista puesta en los millonarios negocios que allí nos esperan? Es lo que parece a la vista de cómo nuestro ministro de Exteriores se ha ido convirtiendo en vendedor a domicilio universal. Guinea, Cuba, Libia… Que nadie se nos adelante…
Pero para el negocio es imprescindible una mínima seguridad jurídica.
¿De qué sirve un pelotazo si nadie sabe si pasado mañana la empresa va a ser puesta bajo la dirección de un comité de paniaguados del líder máximo?
Cuando el alma de Iberoamérica vuelve a dividirse entre el caudillismo y la democracia, debería estar clara la elección de la madre patria.
Pero es como si a nuestro presidente le hiciera ilusión probarse el poncho del líder carismático… a ver cómo le sienta.