En los spots de Defensa, que difunde la ministra Chacón, suelen aparecer enfermeros, gimnastas y cocineros pero ni por asomo algo parecido a cualquier cosa que dispare
Si a un niño se le pide que pinte un soldado dibujará un hombre con una escopeta. Las armas son tan consustanciales al Ejército que a los militares se les llama Fuerzas Armadas.
Pero al Gobierno español le dan yuyu los fusiles y lleva años haciendo publicidad de la milicia sin mostrar una sola metralleta. «Buen rollito», como subraya Ignacio Camacho en ABC.
Trece piratas armados con lanzagranadas RPG7 y fusiles kalasnikov mantienen bajo control a los 36 tripulantes del atunero vasco Alakrana, secuestrado este viernes cuando tenía las redes tendidas a 413 millas de las costas del sur de Somalia.
Los secuestradores han amenazado con «imponer una fuerte pena» a los 16 españoles a bordo del Alakrana. El cabecilla pirata Sugule Ali ha confirmado, usando un teléfono por satélite desde el puerto de Hobyo, en la región central de Somalia, ser el organizador del asalto.
«La tripulación española se enfrenta a una fuerte pena porque su Gobierno ha solicitado de la Unión Europea ayuda para mantener la pesca ilegal en Somalia».
En el lenguaje de los piratas, por «fuerte pena» se entiende que abultado rescate.
Los facinerosos ya han contactado con la persona que medió para la liberación del mercante alemán MV Victoria, apresado en mayo frente a las costas de Yemen y que pasó casi dos meses y medio en manos de los piratas.
El avión español de patrulla marítima P-3 Orion, que sobrevuela continuamente el Alakrana (con apoyo de una aeronave alemana y otra francesa), ha mandado imágenes del atunero en las que se ven dos hombres con fusiles sobre la cubierta.
Los secuestradores son 13 y se han distribuido por el barco, listos para repeler un ataque, aunque han cometido ya alguna pifia.
Dos de llos, que iban a toda velocidad en un esquife rumbo a la costa de Somalia, han sido capturados con la dotación de uno los helicópteros de la fragata Canarias.
Durante el arresto, autorizado por el Gobierno español, uno de los facinerosos ha resultado herido, auqnue leve, por un balazo en el abdomen.
El comandante Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, general Jaime Domínguez Buj, ha explicado que el Alakrana está «fondeado frente a las costas de Somalia», pero no ha revelado si los militares españoles tienen ordenes de liberar por la fuerza a los secuestrados o si se limitarán a «observar.
La fragata Canarias navega a toda máquina hacia el Alakrana y este domingo estará en condiciones de ponerse a su altura y evitar que toque costa o que los tripulantes españoles sean desembarcados.
La duda, dada la tendencia a la cludicación que manifiesta el Gobierno Zapatero en estos asuntos, es lo que harán los militares españoles.
Hace un año y medio, cuando fue secuestrado en la misma zona el «Playa de Baquio«, el propio Gobierno español envió agentes del CNI a pagar un rescate de 1,2 millones de dóalres y dio órdenes a los militares de la fraga Méndez Níñez de que ni siquiera intentaran interceptar a los piratas cuando huían tranquilamente con el botín. Y eso que los tenían a tiro.
El juez Baltasar Garzón, que no deja pasar ocasión de agarrar cualquier tema que le de titulares en la prensa y minutos en televisión, ha abierto procedimiento por un delito de terrorismo y otro de secuestro a los dos piratas atrapados por los españoles.
COCINEROS Y ENFERMERAS EN LUGAR DE SOLDADOS
En los spots de Defensa, que difunde la ministra Chacón, suelen aparecer enfermeros, auxiliares, pilotos, técnicos de comunicaciones y gimnastas haciendo tirolinas, y este año hasta unos cocineros pastoreados por Ferrán Adriá; ni por asomo se ve algo parecido a cualquier cosa que dispare, ni siquiera al blanco de una barraca.
Lógico que no salgan escenas de combate, pero el zapaterismo ha eliminado toda referencia al carácter armado de la condición militar.
Y además ha añadido a Vicente del Bosque -al que en la mili y en el Real Madrid llamaban el «tres piernas»-, que viene a ser como el general que manda el ejército simbólico, y por supuesto desarmado, de España. Escopetas ni una, que las carga el diablo.
Con este discurso pacifista, subliminal como en la propaganda de la tele o explícito como en los discursos del Congreso, es imposible que los ciudadanos acaben de aceptar la posibilidad de que algunos soldados vuelvan muertos de las misiones en el extranjero.
Si van a construir hospitales no tiene lógica que se vean envueltos en batallas. Ese empeño estéril constituye una debilidad moral que reduce al absurdo el papel de nuestro Ejército y lo ata de manos a la hora de defenderse, al tiempo que sitúa al Gobierno ante una incomodidad argumental evidente.
Zapatero y su ministra Chacón tratan de introducir a las Fuerzas Armadas en la horma de sus prejuicios y el resultado se parece mucho a un complejo mal resuelto.
Ya queda claro que en la sociedad moderna la Defensa es para defenderse, no para atacar, pero falta por explicar a la gente que su libertad a veces hay que defenderla en conflictos lejanos donde existe un riesgo de morir y de matar que los soldados afrontan porque son profesionales al servicio de la democracia.
Profesionales de la guerra. Disimular ese concepto es una mala política que sólo conduce a la confusión y el desconcierto.
Como lo es también la negativa redonda a emplear al Ejército en la defensa real de los pescadores españoles amenazados por la piratería del Índico.
Ahí hay en juego intereses nacionales y no se entiende la inhibición del Gobierno; si se trata de una cuestión económica debe de haber mil modos de compartir la factura.
Pero más bien parece que es cuestión de principios, y resulta difícil encontrar alguno lo bastante sólido para dejar a unos ciudadanos nacionales a merced de los saqueadores o abocarlos al albur legal de contratar mercenarios.
A menos que Defensa esté pensando en enviar a Somalia, para asustar a los piratas, a la selección de fútbol. Y a Del Bosque con el trípode.