A De la Vega, Caamaño, Chacón, Moratinos y Espinosa hay que sumar al menos otros cinco ministros que, sólo un año y medio después de las elecciones, ya parecen abrasados
Más de un diputado se quedó estupefacto cuando, en la sesión de control al Gobierno, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sacó a relucir los GAL, al responder sobre el «caso Faisán», sin que nadie hubiese pronunciado antes el nombre maldito para el PSOE.
Un error de bulto en el que el veterano socialista no suele caer. En seguida se comprobó que el ministro, habilidoso como él sólo en la refriega parlamentaria, estaba alterado.
Volvió a demostrarlo cuando, a una pregunta sobre el sistema de escuchas Sitel que le dirigió el PP, gritó al diputado Carlos Floriano:
«¡Tienen dos opciones, o van a los tribunales o se callan!».
«¡No me voy a callar!», fue la respuesta.
No habían pasado ni 24 horas desde que el presidente Zapatero había comparecido en La Moncloa para anunciar la liberación del atunero «Alakrana».
Lejos de mostrar sosiego y serenidad, parte del Ejecutivo perdió los papeles al día siguiente en el Pleno del Congreso.
Había nerviosismo, tras una crisis que ha sido la puntilla en un Gobierno socialista en horas bajas por la situación económica, y derrotado en las encuestas.
A LAS PUERTAS DE LA PRESIDENCIA DE LA UE
El PP ganaría con seis puntos de ventaja si se celebrasen elecciones. Todo a un mes y medio de la Presidencia de la UE, y sólo siete meses después de una remodelación interna profunda.
La primera en dejar claro que el «talante» del que hizo bandera Zapatero en 2004 se ha evaporado fue la vicepresidenta De la Vega, cuando soltó a la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que los populares se habían situado al lado de los piratas.
La coordinadora política del Gobierno perdía el control.
Como subraya Mariano Calleja en ABC -«La crisis del «Alakrana» hunde al Gobierno a mes y medio de la Presidencia de la UE«- toda una metáfora del Ejecutivo de Zapatero. Si falla la coordinación, el resto se derrumba.
Ya fuera del hemiciclo, Rubalcaba volvió a dirigirse al diputado Floriano, al que espetó entre gritos:
«Escucho todo lo que dices y veo todo lo que haces».
Le llamó «paranoico» y a Dolores de Cospedal, «loca», según el PP.
Rubalcaba tuvo que dar la cara para precisar que lo veía todo, pero en «radio y televisión», y volvió a ponerse nervioso ante la prensa:
«¿Pero no ven que todo es una solemne estupidez? ¿No se dan cuenta?».
Lo que veía todo el mundo en el Congreso era un Gobierno tocado que echaba chispas. Por mucho que el portavoz socialista, José Antonio Alonso, proclamara que el Gobierno lo había hecho «bien» con el «Alakrana», al conseguir el objetivo fundamental, la oposición en bloque criticaba su gestión.
La derrota del PP un día después en una moción sobre el secuestro fue sólo un aviso; lo peor para el Ejecutivo está por llegar.
El paánico no ha llegado todavía a las filas del PSOE, pero las cosas marchan de mal en peor. La imagen que recibe el ciudadano es que en esta última crisis ha habido puñaladas traperas entre De la Vega, Chacón y Rubalcaba.
MINISTROS EN LA CUERDA FLOJA
El «Alakrana» ha dejado en la cuerda floja a cinco ministros. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, por los fallos en la coordinación.
El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, tendrá que explicar el vodevil de los dos piratas encarcelados en España, sobre todo en el caso de la mayoría de edad de «Abdu Willy».
La ministra de Defensa, Carme Chacón, parapetada en el Jemad, debe dar respuesta a todas las versiones contradictorias.
El jefe de la diplomacia, Miguel Ángel Moratinos, que anunció en rueda de prensa que tres marineros desembarcados habían vuelto al «Alakrana» (luego se supo que no habían salido del barco), tendrá que explicar su gestión, lo mismo que la ministra de Medio Marino, Elena Espinosa, «desaparecida» en la crisis.
A estos cinco ministros hay que sumar al menos otros cinco que, sólo un año y medio después de las elecciones, ya parecen abrasados. Beatriz Corredor ocupa el Ministerio fantasma (Vivienda); Bibiana Aído ha logrado dividir en dos a la sociedad con su ley del aborto; Cristina Garmendia sufre el recorte en un área, I+D+i, que debería ser el motor de la recuperación económica; del vicepresidente Manuel Chaves se desconocen sus competencias; y Elena Salgado, tras subir los impuestos a las clases medias, es una de las titulares de Economía de la UE peor valoradas.
Según «Financial Times» -«European finance ministers: the jury’s comments«- la ministra Salgado no será capaz de tomar medidas que ayuden a España a salir de la crisis.
Como todo es susceptible de empeorar, el fiscal general del Estado aseguró que el PSOE acumula más causas de corrupción que el PP: 264 frente a 200. Tenían la «Gürtel», y les salió «Pretoria».