La Bibiana, ministra de cuota XX del gobierno de Su Majestad para la cosa esa feminista, no se resigna a hacer bulto, calladita, modosita sin dar la nota, y tras perpetrar muy risueña y saltimbanqui la ley del Aborto y promover la peligrosa cuando no azarosa cartografía del clítoris, ha tenido a bien regalarnos con una nueva ocurrencia para demostrarnos, una vez más, su gran capacidad de devastación.
Ahora se trata de perseguir los cuentos clásicos en la escuela porque supuestamente son machistas. Esta miembra con síndrome de NUC, (neurona única, pero calcificada), bate todos los records de despropósitos. Y, desde el punto de vista de lanzar señuelos para entretener al respetable mientras le roban la cartera y el futuro, no cabe duda que le hace un muy meritorio servicio a su jefe del harén ministerial.
Ahí es nada. Para la Bibiana y sus compinches y compinchas ministeriales y sindicales, Blancanieves, la Cenicienta, la Bella durmiente, no serían sino pasivas marujas infectas que maleducan con su mal ejemplo a las tiernas criaturitas progres, futuras votantes de la secta, capaces de insultar a su profesor, acosar o rajar a una compañera hasta la muerte, follarse al primero que pasa con o sin aborto, con o sin píldora del día después, con o sin vacuna de cáncer de útero promiscuo, o con o sin gomitas.
Esta ignorante cuyo principal mérito conocido es ser hija de papá señorito socialista andalú, que tenía un amigo que se llama Manué, que tenía un amigo que se llama Pepe Luí, olvida, o quizás nunca ha sabido, que ciertos cuentos guardan la memoria del simbolismo básico para la formación espiritual e intelectual de los niños.
Que ciertos cuentos propician todo un universo de experiencias místicas subconscientes que forman al niño y le ayudan a fortalecer su voluntad y a establecer ciertas bases de su espiritualidad. Sí, de su espiritualidad. Esa cosa tan repugnante para la secta de la Bibiana.
Así, por ejemplo, el tema clásico del rescate de la dama o de la princesa, uno de cuyas primeras muestras conocidas es la historia de Perseo sobre su caballo alado Pegaso rescatando a su dama, Andrómeda, de las garras del dragón, ¿el PSOE? posee un simbolismo tradicional.
El caballero, el príncipe, enamorado simboliza la Inteligencia, la Mente, mientras el caballo alado es el cuerpo astral, la Voluntad de ser, y la princesa o dama de sus desvelos es el Alma, su alma, ente espiritual que ha de rescatar de las garras de la materia y del Mal, para lo que ha de entrenarse en ciertos valores morales y destrezas intelectuales y físicas.
Un esquema de mito clásico que como todo mito o cuento tradicional verdadero expresa un saber sobre el Alma. Que nos ayuda ser mejores.
Un esquema que también recoge de algún modo el maestro Cervantes con la pareja Caballero, Don Quijote; Dama, Dulcinea. En cuyo honor realiza sus gestas de desfacer entuertos y proteger viudas y doncellas, con perdón de la Bibiana. Y para cuyo rescate de la forma de rústica aldeana con alguna maña para salar puercos obliga a Sancho a darse de azotes.
Porque esto de la educación y de la dignidad en la vida, aunque la Bibiana y sus compinches progres y compinchas progras no se lo crean, requiere algún sacrificio y disciplina.
Pero acabo de mencionar la obra maestra de la cultura española,
¡A ver si esta devastadora ministra XX de cuota se atreve también a prohibir El Quijote!
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