El PP proclama ya la necesidad de un adelanto electoral tras comprobar la «soledad» del Gobierno en el Parlamento y la «incapacidad, debilidad y falta de liderazgo» del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, quien por un voto ha visto cómo salía adelante su plan de ajuste presupuestario.
Ese voto de diferencia, el que ha logrado el PSOE al congregar en el Congreso a todos y cada uno de sus 169 diputados, es para el PP un «claro síntoma de debilidad» del Gobierno y la «evidencia de su soledad», sobre todo porque a los votos a favor de la bancada socialista no se ha sumado el de ningún otro partido.
La portavoz de los populares en la Cámara Baja, Soraya Sáenz de Santamaría, ha resumido la sensación de su formación nada más concluir la votación: «Sería un acto de responsabilidad que Zapatero llamara a los ciudadanos a las elecciones para que de las urnas salga un Gobierno capaz de sacar a España de la crisis en la que se encuentra».
Ésta es la opinión que prevalece en todos los dirigentes y diputados consultados.
No obstante, el líder del partido, Mariano Rajoy, no se ha mostrado tan tajante y únicamente ha afirmado durante su intervención en el Congreso que el PP no podía contribuir con su voto a que Zapatero, «el principal problema de la economía española», permanezca en el cargo.
Fuentes del partido han indicado que el líder nacional, ante todo, establece las líneas estratégicas y marca las posiciones sobre asuntos de envergadura, pero no ahonda en debates como el de la anticipada convocatoria electoral.
«Eso ya lo hace el partido», han apostillado las mismas fuentes tras recordar que diversos dirigentes, por ejemplo los portavoces parlamentarios, Pío García-Escudero, en el Senado, y Soraya Sáenz de Santamaría, en el Congreso, ya se han pronunciado a favor de un adelanto electoral.
Según las fuentes, el por qué de ese silencio de Rajoy no obedece a que no lo desee, pues él cree que un adelanto electoral y la consiguiente victoria de su partido no sólo podría calmar a los mercados financieros, sino también, y éste es su principal argumento, acabaría con «el principal problema» del país, el Gobierno y su gestión económica.
Obedece a que en el reparto de funciones que se ha asignado Rajoy no figura la de aparecer como un ariete contra el Gobierno en su afán por un anticipo electoral.
Mientras él comparecía ante el pleno, lo que ha sido una relativa sorpresa, pues desde hacía días el PP manejaba la posibilidad de que fuera él quien representara al partido, los demás dirigentes y diputados se han apresurado en los pasillos de la Cámara a llamar la atención sobre la debilidad de Zapatero.
Según han apuntado fuentes de la dirección parlamentaria, las críticas de todos los grupos al decreto-ley del Gobierno tendrían que haber animado a Zapatero a tomar la palabra, pero no lo ha hecho, y ahí el PP ha creído encontrar «la prueba de su debilidad y de su falta de liderazgo».
Y la votación ha evidenciado su soledad parlamentaria y las dificultades con las que a partir de ahora se topará el PSOE para buscar acuerdos.
Además, apuntan las fuentes, la abstención de CiU ha sido consecuencia de un conflictivo debate interno y, por ello, el PP cree que el respaldo de los nacionalistas catalanes saldrá caro al PSOE.
Los populares consideran, sin embargo, que es casi imposible que unas elecciones generales anticipadas coincidan con las catalanes a finales de este año.
La próxima estación para el PP es el debate sobre el estado de la Nación, a mediados de julio, pues, argumenta una fuente, podría convertirse, tras la de hoy, en «otra simbólica moción de censura» a Zapatero.
