Zapatero se permite aconsejar a David Cameron sobre las reformas económicas mientras su imagen inspira desconfianza en los mercados

Consejos vendo que para mí no tengo

Angela Merkel lanzó un balón de oxígeno a Zapatero en sus últimos día de mandato europeo

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José Luis Rodríguez Zapatero en Bruselas.

Merkel se vio forzada a apoyar a Zapatero porque Alemania es el país de la UE menos interesado en que España no pueda afrontar la refinanciación de su deuda

Este jueves se celebró el Consejo Europeo en Bruselas en el que Angela Merkel, después de la incertidumbre de los últimos días por parte de la prensa alemana, aseguraba que «la UE apoyaba las medidas de España».

El estupor de Zapatero fue tal que durante un descanso del encuentro, el presidente del Gobierno español se reunió con el nuevo primer ministro británico, David Cameron y al presidente español no se le ocurrió otra cosa que darle indicaciones económicas.

Zapatero se tomó la licencia de aconsejar a Cameron para que apruebe las medidas de ajuste y reformas para reducir el déficit que está preparando cuanto antes y que sean lo más amplias posibles.

Le recomendó que emprenda sus reformas económicas «cuanto antes» y de la forma más amplia posible para superar la crisis.

Abc publica este viernes en su editorial –La agonía del Gobierno– que «terminada la presidencia europea, ya no le quedan más metas volantes al Gobierno ni excusas para reclamar a la oposición silencios patrióticos.»

El Consejo Europeo celebrado ayer puso fin a la triste y vacía presidencia española de la Unión Europea, una oportunidad que el Gobierno vendió como la ocasión propicia para relanzar la imagen maltrecha del presidente Zapatero, entre anuncios solemnes sobre el liderazgo progresista bipolar con Barack.

El principal problema de España para engancharse a una recuperación colectiva de las principales economías occidentales: que el Gobierno socialista no inspira seguridad ni certidumbre.

El único consenso que ha logrado el Gobierno se refiere a su agotamiento político.

En estas circunstancias la única crisis de Gobierno admisible es la dimisión de su presidente y la convocatoria de elecciones anticipadas.

Las razones del porqué de este adelanto son evidentes. La carga de la prueba recae en quien afirme que a este Gobierno aún le queda margen de maniobra para tomar decisiones, ejercer liderazgo y comprometer a los ciudadanos en una etapa de sacrificios.

El País es más optimista y titula su editorial Europa recupera pulso y asegura que el Consejo Europeo con el que concluye la presidencia semestral española de la UE resultó fructífero por la importantes medidas aprobadas sobre la banca y la política presupuestaria.

Aunque habrá que estar atentos al detalle de cómo se desarrollan estos acuerdos de principio, el solo hecho de haberlos alcanzado acredita una significativa recuperación del pulso y la voluntad de una UE que en los últimos meses ha exhibido demasiada desorientación, descoordinación y ausencia de rumbo.

Se publicarán, como propuso España, en una demostración de transparencia que debería servir para atajar rumores y demostrar los (todavía) altos niveles de solvencia de bancos como los españoles.

Falta la letra pequeña en ambas medidas, pero su sola formulación ya es revolucionaria. Sería bueno que parte de los recursos allegados se atribuyese a financiar el relanzamiento económico, que la inevitable austeridad pone en peligro.

El espaldarazo dado por los Veintisiete al giro realista de la política económica española y a la tarea de consolidar su imagen de solidez frente a los mercados fue contundente. «No hay problemas» en la situación de España, dijo Sarkozy. «Apoyamos claramente» la reforma laboral emprendida, añadió Merkel.

El Mundo, por su parte, también dedica su editorial al encuentro en Bruselas entre las fuerzas políticas europeas y resalta el interés de Alemania en que España cumpla.

La canciller germana declaró que «la UE apoya claramente las medidas de España», que calificó de «muy importantes». Entre ellas, incluyó expresamente la reforma laboral.

Merkel tomó la decisión de avalar las reformas de Zapatero en unos momentos en los que además el Bundesbank y los círculos financieros de su país cuestionan la solvencia de España para hacer frente a sus deudas.

Es evidente que Merkel piensa de forma muy similar al gobernador del Bundesbank, pero ayer se vio forzada a apoyar a Zapatero porque Alemania es el país de la UE menos interesado en que España no pueda afrontar la refinanciación de su deuda.

La razón es muy sencilla: los bancos alemanes, por delante de los franceses, serían los más afectados si España no pudiera cumplir con sus obligaciones.

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