Sólo había dos mujeres, Petra Meteos de Hispasat y Carmen Riu, de la cadena hotelera Riu
Ante la grave situación que atravesamos, lo único que se le ha ocurrido al Gobierno Zapatero es volver a tachar a Mariano Rajoy de antipatriota. Eso y montar una gran foto en La Moncloa, en la que ‘Alí Zetape‘ se ha retratado con los 40 empresarios más importantes de España, para tratar de dar la sensación a la ciudadanía de que hace algo para frenar la catástrofe económica y tiene ideas con las que afrontar lo que se nos viene encima.
Intentar transmitir a los españoles que la imagen de España ante los mercados depende de que el líder de la oposición se sume a los diagnósticos falsarios del Gobierno es el enésimo intento de engaño que acomete el Ejecutivo para esquivar una crisis que le alcanza de lleno.
Lo mismo se puede decir del retrato de familia con los empresarios, organizado sin preparación previa, carente de guión y mucho más cargado de forma que de sustancia.
LA CITA EN PALACIO
En realidad no han sido 40 los que han acudido a palacio, sino 37, pero da igual. Los representantes de Mercadona y Cepsa han excusado su presencia.
Lo mismo ha hecho Amancio Ortega, de Inditex, que ha mandado a su segundo. Francisco González, del BBVA, que preveía irse de caza, ha cambiado de planes en el último momento y ha acudido.
Llama la atención que no haya sido convocado o haya declinado acudir el Grupo PRISA. Es, probablemente, la primera ocasión, en ni Polanco ni Cebrián acuden a una gran reunión empresarial de esta naturaleza, lo que ha hecho pensar a algunos que las relaciones de la cadena SER, El País y Cuatro TV con el zapaterismo, no pasan por su mejor momento.
Tras una semana de infarto intentando calmar a los mercados asegurando que España no va a necesitar un rescate financiero como el de Irlanda, que se cerró este viernes en Bolsa con unas pérdidas del 7% (la mayor caída desde mayo), el presidente Zapatero se ha fotografiado con los responsables de las empresas más importantes de España para pedirles que se impliquen en la salida a la crisis.
TEMPRANO Y CON FRÍO
La cita es en La Moncloa, ha arrancado a las 10.30 y se prevía que durase apenas tres horas. Si todos los asistentes toman la palabra, habrán salido a un promedio de 4 minutos por persona, lo que no parece mucho con lo que en teoría tienen entre manos.
Entre los convocados sólo había dos mujeres, Petra Meteos de Hispasat y Carmen Riu, de la cadena hotelera Riu.
El fin último de la reunión era, sobre el papel, instar a los empresarios a crear empleo y que como consecuencia del mismo se active también el consumo en España, aunque buena parte del encuentro se ha centrado en las medidas que el viernes anunció el Gobierno para aplacar la desconfianza de los inversores: más transparencia, tanto en las cuentas públicas como en las entidades bancarias, reforma financiera antes de final de año y reforma de las pensiones en marzo.
AL BORDE DEL ABISMO
La situación de la economía española es inocultable para los inversores y las instituciones europeas, como reflejan el incremento imparable de la prima de riesgo de nuestra deuda y los negativos juicios de los medios especializados que señalan ya a Zapatero como el responsable de lo que pueda sucederle al euro.
Lo que de verdad influiría en la confianza de los mercados hacia España es que la crisis encontrase respuesta en un plan de reformas inmediatas, con contenido estructural y objetivos ambiciosos.
Sin embargo, no solo no encuentran esta reacción en las decisiones del Gobierno, sino que además se topan con la declaración de Zapatero de que no hacen falta más ajustes y de que se equivocan los analistas que ponen en duda la economía española para ganar dinero a corto plazo.
Todo esto, mientras en Europa se especula con la necesidad de ampliar el fondo de rescate por si hubiera que emplearlo en España, cuya crisis es comparativamente menor que las de Grecia e Irlanda, pero mucho más peligrosa para el euro por la dimensión de nuestra economía.
NEGRO HORIZONTE
El horizonte se oscurece en toda Europa, especialmente después del anuncio de que Bruselas repetirá los «test de estrés» del sistema bancario porque el fracaso irlandés de esas auditorías ha puesto en cuestión la certeza de los datos económicos sobre los que se han tomado, u obligado a tomar, importantes decisiones.
Pero ante esta grave situación lo único que se le ocurre al Gobierno es colocar al Partido Popular como chivo expiatorio de la crisis y volver a tachar a Rajoy de antipatriota.
A eso ha quedado reducida la política de Rodríguez Zapatero contra la peor crisis en casi un siglo: a una absoluta pasividad frente a unos acontecimientos que le superan.