El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, defendió su «autoridad» a la hora decidir el cierre de las puertas del Hemiciclo dejando fuera a casi una veintena de diputados de varios grupos en la votación de la prórroga del estado de alarma planteada por el Gobierno.
Tras el incidente, Bono habló con la prensa y restó importancia a lo ocurrido destacando que «no ha sido una votación ajustada» y, por tanto, la ausencia de algunos diputados no ponía en peligro la voluntad mayoritaria de los grupos, expresada durante el debate.
Justificó después que «la Presidencia se ha hecho consciente de si habían llamado a votación y el secretario general (del Congreso) me ha dicho que sí».
Bono explicó que también consultó sobre si el tiempo de la llamada había sido «adecuado» y miró «a derecha e izquierda» sin que ninguno de los ujieres de las puertas «me haya hecho señal alguna».
Con posterioridad al Pleno, Bono fue informado de que «el timbre de llamada a votación no ha parado», como suele ser habitual antes de que se proceda a votar, pero que el timbre haya continuado sonando no es excusa, a su juicio, para posponer la votación. «No hay ninguna regla que lo diga», sentenció.
Dicho ésto, Bono insistió en recordar la obligación de los diputados de asistir a los plenos y, aunque reconoció que «pueden salir a lo que quieran», les puntualizó que «no pueden culpar a los servicios de la Cámara por no haber podido entrar. Quien no está dentro es porque no estaba».
En todo caso, aseveró el presidente, «el principio de autoridad debía quedar claro fuese quien fuese quien alborotara».
UNA VEINTENA DE DIPUTADOS
Debido a esa decisión, una veintena de diputados del PP, de CiU y del PNV no llegaron a tiempo de votar la solicitud de prórroga del estado de alarma planteada por el Gobierno.
Habitualmente, y dado que el Congreso consta de cuatro edificios conectados a los lados de la Carrera de San Jerónimo, los timbres de llamada suelen sonar por espacio de cinco minutos antes de que se ordene el cierre de puertas.
En esta ocasión, la llamada llevaba sonando un escaso minuto cuando Bono preguntó a los ujieres y ordenó el cierre de las puertas, guiándose por la respuesta afirmativa que después explicó él mismo.
