El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó este martes la reforma de la ley del tabaco, que comenzará a aplicarse el próximo 2 de enero y que prohibe fumar sin excepciones en todos los bares y restaurantes.
El texto aprobado reforma la actual norma del tabaco, que entró en vigor en enero de 2006 impulsada por la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, que inició su modificación con Trinidad Jiménez al frente del mismo departamento, y que concluye con Leire Pajín como nueva titular de Sanidad, Política Social e Igualdad.
En su discurso ante el Pleno, Pajín afirmó que la que este martes sale adelante «es mucho más que una ley; es un paso decisivo a favor de la salud pública» materializado en un texto «razonable y coherente».
«Ésta no es una ley interpretable», advirtió la ministra, quien confió no obstante en «la inmensa mayoría» de empresarios y ciudadanos, «que siempre cumplen y respetan las leyes».
«Comprensiva» con la incertidumbre de los hosteleros, la titular de Sanidad se mostró convencida de que el tiempo hará ver a los empresarios de bares y restaurantes que no perderán clientela, como ha ocurrido ya en países como Reino Unido, Italia o en la ciudad de Nueva York. Podrán ser lugares «incluso más atractivos» para sectores poblacionales como el de los menores o la tercera edad, vaticinó.
En su intervención, Salvador Cervera, del PP, reconoció que el tabaquismo es «la primera causa evitable de muerte por enfermedad», por lo que consideró que la modificación legal que ahora sale adelante es «justa».
Sin embargo, prosiguió, «el Gobierno ha vuelto a elegir el efectismo frente a la efectividad» presentando una proposición no de ley en lugar de un proyecto de ley para evitar que el texto pasara por ojos como los del Consejo de Estado.
Cervera insistió en que es posible «equilibrar» los intereses de la hostelería con los de la salud pública en su defensa de la inclusión de habitáculos en bares y restaurantes, una medida que finalmente no salió adelante y que, por lo tanto, no queda incluida en la reforma legal.
Por su parte, Conchita Tarruella, de CiU, declaró que su grupo lamenta que el Congreso no quiera compensar a los hosteleros que hicieron obra en sus locales en 2006 para compartimentar zonas de fumadores y de no fumadores y que ahora deberán ser en su totalidad espacios sin humo.
En sintonía con las palabras de Pajín, Gaspar Llamazares, de IU, dijo que este martes es un «buen día para la salud pública», ya que la norma que se aprueba protege la salud de los españoles. «Es bueno que responda a las necesidades de los ciudadanos, y no a los intereses de las compañías tabaqueras», añadió.
En la misma línea que Llamazares se expresó Pilar Grande, del Partido Socialista, quien recordó que esta ley pretende preservar la salud de la población y pidió a las comunidades autónomas que hagan cumplir la ley. A partir del próximo 2 de enero, concluyó, «la tolerancia estará del lado de los no fumadores y no del de los fumadores».
LA LEY
Además de acabar con el tabaco en todos los lugares públicos cerrados, con alguna excepción, eso sí, la reforma lo prohíbe también en zonas al aire libre, como las infantiles de los parques o las inmediaciones de los centros sanitarios y educativos no universitarios y para adultos.
Aunque el texto se propone prohibir los cigarrillos en todos los lugares públicos cerrados, permitirá alguna excepción en hoteles, psiquiátricos y residencias de personas mayores y de ciudadanos con discapacidad. Así, los hoteleros podrán reservar un 30% de sus habitaciones para clientes fumadores, pero eso sí, esas estancias deberán ser las mismas y nunca a demanda de los usuarios.
En cuanto a las prisiones, psiquiátricos y residencias de personas mayores y de ciudadanos con discapacidad, el texto establece que podrá haber también zonas reservadas para fumar que no sean dormitorios, pero sólo para residentes, en ningún caso para los trabajadores.
Por otra parte, la nueva ley permitirá colocar máquinas expendedoras en tiendas de conveniencia de estaciones de servicio, donde será posible también la venta de cigarrillos sueltos de capa natural (puros o puritos). Estas máquinas podrán colocarse igualmente en el interior de los quioscos de prensa situados en la vía pública y en locales con vigilancia directa y permanente de uso por parte del titular o de sus trabajadores.
Para los que quieran dejar el tabaco, la reforma abre la puerta a la financiación pública de los fármacos, algo solicitado por grupos como el PP y CiU y por sectores sociales como el de los médicos.
El texto dice, concretamente, que sea el Consejo Interterritorial de Salud, formado por el ministro de Sanidad de turno y por los consejeros autonómicos del ramo, el órgano que estudie la posibilidad de incluir en la cartera de servicios de la sanidad pública los tratamientos para dejar de fumar.
A FAVOR Y EN CONTRA
El endurecimiento de la actual ley del tabaco resulta «positivo» para sectores como el del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el de los neumólogos o el de la plataforma Nofumadores.org, que advierten a Servimedia, no obstante, de que pasado un año, la norma perderá parte de su efecto, por lo que habrá que estar alerta y poner en marcha nuevas medidas de refuerzo como campañas educativas o subida de impuestos.
Para Nofumadores.org y para los neumólogos, «queda pendiente» de endurecer más la fiscalidad del tabaco, regular mejor su publicidad indirecta para impedir que aparezcan cigarrillos en noticias o reportajes e impulsar más campañas de prevención tabáquica.
Por su parte, los hosteleros no están nada contentos con la reforma, porque estiman que acabará con 45.000 o 50.000 puestos de trabajo en un sector que dejará de ingresar, además, 7.000 millones de euros como consecuencia de la falta de tabaco en sus locales.
Como la hostelería, el Club de Fumadores por la Tolerancia rechaza la reforma, porque, dice, es una ley «no deseada» por la mayoría de la población que terminará en «fracaso», según vaticinó a Servimedia Javier Blanco, portavoz de este club.
