Alejandro Sanz en Twitter: "¿Tú pagas la coca cola que te bebes? Pues esos tienen más dinero que yo"
«¿Pero de verdad alguien cree que a mi me van a asustar?», espeta el cantante Alejandro Sanz en su perfil de Twitter —@Alejandro Sanz–. Con el tortazo de la aprobación de la segunda disposición de la Ley de Economía Sostenible, «Ley Sinde», del 21 de diciembre de 2010, numerosos artistas saltaron como fieras para defender los derechos sobre la propiedad intelectual.
Que cobardes los políticos españoles. No van a votar la Ley Sinde de proteccion a la propiedad intelectual porque es impopular. Cobardes e hipócritas.
Sanz se enzarzó en una discusión con los usuarios de la red social en los que los 140 caracteres a escribir se quedaban cortos el día 22. «Esperad a mañana (23 de diciembre de 2010), que escribo un artículo en El País«. Y dicho y hecho –«Es la dictadura de los Señores de la Red«–.
(…) Creen que mi trabajo y el de todos los trabajadores de la industria musical les pertenece sin más (…). Me refiero a los talibanes de Internet, los mismos que se alegran de que un hacker cierre las webs de todo aquel que esté a favor de esta ley o en contra de cualquier cosa que ellos opinen… es decir, es el nuevo fascismo, la nueva dictadura de los Señores de la Red. Y muchos políticos se han plegado a ellos.
Aquí se protege al pirata, al proxeneta de las canciones robadas (trata de blancas, de negras, fusas y semifusas), aquí y anteayer se votó para proteger el derecho del pirata a mantener su burdel musical abierto y se votó en contra del artista.
En Twitter, el cantante pedía a la Asociación de Internautas que se uniera a una solución a la «situación destructiva que afecta a la música» en internet. En El País, se despacha a gusto:
¿Quién elige al Presidente de la Asociación de Internautas? ¿Quién está detrás de esta Asociación? ¿De qué vive? Porque aquí internautas somos todos y a mí nadie me ha preguntado si quiero que este señor sea mi Presidente Cibernético.
Alejandro Sanz no ha sido el único en lanzar sus proclamas en los periódicos generalistas. La Tercera de ABC, también del 23 de diciembre, está escrita por otro artista, el cineasta Alex de la Iglesia, que estrenó su película «Balada Triste de Trompeta» el 17 de diciembre de 2010 y la vio colgada en la red enseguida. En un tono menos agresivo que Sanz afirma —El barco de los piratas–:
Al parecer hay una gente que cuelga en internet nuestro trabajo, y no lo hace de manera legal. Se llaman piratas. Bien. La gente se encuentra ese material y lo consume. ¿Es eso delito? No. Es lógico. Si es gratis, ¿qué quieren? Si la tienda está abierta, y huelo los pasteles, soy el primero en entrar. ¿Debemos perseguir al que lo hace? No, nadie lo ha pretendido, como, por el contrario, ocurre en otros países. El usuario no tiene la culpa: su ordenador funciona, sin más.
¿La cultura debe ser un bien de acceso universal no retribuido? ¿Somos partidarios del «todo gratis»? Creo que no, y ahora más que nunca. En el caso del cine, opino que nuestro deber es trabajar por su rentabilidad e independencia, y afianzar su aspecto industrial. La piratería no es precisamente una ayuda.
Desde mi punto de vista, esta situación de vulnerabilidad pone en peligro todo el sector audiovisual, que mueve el 4,2 por ciento del producto interior bruto y da empleo a 700.000 personas, con un mercado potencial de 500 millones de consumidores. Me parece razonable, necesario y urgente buscar una solución, y no pasa por culpabilizar al consumidor buscando un enfrentamiento ficticio entre creadores e internautas, sino al que se beneficia de un sistema jurídico ineficaz.
«¿Tú pagas la coca cola que te bebes? Pues esos tienen más dinero que yo. No es solo por mi amig@ es por l@s artistas que empiezan», le decía Sanz a un usuario de Twitter. La batalla, sin duda, no ha terminado.