Discrepancias en la Ejecutiva, aunque se cerraron filas en torno a la reforma
Rubalcaba sigue defendiendo la reforma constitucional. De hecho, la ha definido «como una vacuna que hay que ponerse ahora». Pero el candidato del PSOE para las elecciones del 20-N también ha expresado que él hubiera preferido que una decisión de este calibre se hubiera discutido previamente en el seno de la dirección del partido.
«Yo no lo hubiera hecho así y así se lo he dicho al presidente», aseguran fuentes de la dirección federal que Rubalcaba ha dicho ante Zapatero en la reunión de la Ejecutiva Federal de los socialistas, en su primer encuentro después del paréntesis vacacional y después del acuerdo alcanzado con el PP para reformar la Constitución y fijar un techo de deuda pública.
El presidente del Gobierno, según han interpretado algunos de los asistentes a la reunión, ha dicho: «Sé lo difícil que ha sido esto para Alfredo». Las mismas fuentes aseguran que tanto Zapatero como Rubalcaba se han empleado a fondo para explicar a sus compañeros de la cúpula las razones que han llevado a proponer una reforma exprés de la Carta Magna a pocas semanas, además, de la disolución de las Cortes Generales por la convocatoria electoral.
Reticencias de Rubalcaba
Rubalcaba ha dejado claro que ha sido y es «como toda la vida y más que nadie» un defensor de la estabilidad financiera y ha esgrimido que si hay mucho déficit y mucha deuda, y España tiene que pagar muchos intereses, el Gobierno se queda sin margen para llevar a cabo políticas sociales.
Durante la reunión de la ejecutiva, una de las más largas de los últimos tiempos, pues se ha prolongado casi seis horas, el candidato socialista ha hecho partícipes a sus compañeros de las «reticencias» que tuvo cuando Zapatero le explicó su determinación. «Por responsabilidad y por el estrecho margen que teníamos, le dije al presidente del Gobierno: «Adelante'», han asegurado las fuentes sobre las palabras de Rubalcaba, quien también ha dicho: «Desde ese momento, asumí una responsabilidad enorme y por eso me empeñé en mejorar la propuesta, para lograr el mejor acuerdo posible».
El presidente del Gobierno ha admitido que Rubalcaba le manifestó el lunes por la noche sus recelos ante el proyecto, centrados sobre todo en la fórmula y en el hecho de que se recogieran cifras tope de déficit en la reforma del artículo 135 de la Constitución, que era la idea original. Asimismo ha asumido la necesidad y la urgencia de la reforma por el interés de la economía española. Incluso, ha agregado, aunque eso vaya en contra del interés electoral de los socialistas.
Mensaje de compromiso
Zapatero ha repetido ante sus compañeros de partido los motivos que le llevaron a proponer esta reforma constitucional, que mañana comenzará a tramitarse con carácter de urgencia en el Congreso. La necesidad de lanzar un mensaje claro de compromiso con la austeridad ha sido uno de los principales argumentos que ha empleado, según las fuentes consultadas, y también ha alegado la enorme inestabilidad financiera y en los mercados registrada este mes de agosto.
Para apuntalar sus razones, ha recordado que durante este mes incluso la primera potencia mundial, Estados Unidos, «ha estado al borde de la suspensión de pagos». Según su diagnóstico, la reforma había que hacerla ahora y no dentro de tres meses, para enviar un mensaje claro y firme de austeridad y de control del gasto público. Una justificación que le ha servido también para rechazar la convocatoria de un referéndum, ya que alargaría la incertidumbre.
La mayor parte de los miembros de la Ejecutiva ha tomado la palabra tras Zapatero y Rubalcaba y prácticamente todos ellos han subrayado su respaldo a la medida, aunque han hecho especial hincapié en la conveniencia de que se explique adecuadamente a la ciudadanía.
Aunque algunos han criticado la falta de explicaciones fruto de la premura e incluso la forma en que se planteó inicialmente, se han sentido satisfechos de que finalmente se hayan excluido cifras de déficit concreto de la Constitución. Una de las más críticas ha sido la representante de la federación madrileña, Maru Menéndez, quien, en la línea que el secretario general del PSM, Tomás Gómez, ha puesto pegas no sólo a las formas sino también al fondo.