Los militares fallecieron cuando colocaban cargas explosivas para destruir minas anticarro

La explosión que ha provocado esta mañana la muerte de cinco militares en la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra en Hoyo de Manzanares se produjo cuando se encontraban colocando cargas explosivas con las que iban a destruir unas minas anticarro, han informado a Europa Press fuentes del Ministerio de Defensa.

Según indicado las citadas fuentes, los cinco militares fallecidos y los tres que han resultado heridos se encontraban realizando un ejercicio de instrucción consistente en la destrucción de unas minas anticarro que ya habían sido desactivadas, es decir, que no tenían detonador, aunque sí carga explosiva.

Para poder destruirlas, se habían colocado junto a las minas una serie de cargas explosivas «mínimas» que debían ser activados a distancia para la explosión controlada. Sin embargo, uno de estas cargas, por circunstancias que se desconocen por el momento, se ha activado antes de que los ocho militares pudieran alejarse lo suficiente del lugar.

En las proximidades del lugar había otros nueve o diez militares, integrantes de la unidad de desactivación, que han resultado indemnes. En esta unidad había miembros del Ejército de Tierra y del Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada.

Según han explicado las fuentes consultadas, durante la operación de desactivación de las minas anticarro, el proceso de retirarles el detonador, los efectivos deben llevar un buzo de gran protección, que no es necesario vestir una vez la mina ya está desactivada, porque se entiende que no hay riesgo de explosión.

CON CHALECO Y CASCO

Dado que el ejercicio que estaban realizando los militares afectados por la explosión era de destrucción de explosivos, simplemente portaban el chaleco y el casco que se consideran necesarios para esta operación.

Las fuentes consultadas han insistido en que se trataba de un «ejercicio habitual» de los que realiza la unidad de desactivación de minas y artefactos y en el que se habían seguido «todos los protocolos para salvaguardar al máximo la seguridad» de los participantes en la instrucción. La investigación de los hechos corre a cargo de un juez togado militar.

El ejercicio de instrución tenía lugar en el marco de su adiestramiento con vistas a participar en el próximo relevo del contingente español en las Fuerzas Armadas en la misión que la ONU desarrolla en el sur de Líbano, en la que una de las tareas principales de los militares españoles es precisamente el desminado de la zona.

Los fallecidos son tres miembros de la Brigada Acorazada XII del Ejército de Tierra con base en El Goloso (Madrid) y dos efectivos de la Brigada de Infantería de Marina XIII de la Armada. Los cinco tenían nacionalidad española y experiencia en misiones internacionales, ya que todos habían participado en al menos dos operaciones en el exterior.

Debido a este «desgraciado accidente», la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha anulado el viaje que tenía previsto iniciar esta misma tarde a Budapest, donde iba a participar en la reunión informal de ministros de Defensa de la Unión Europea, que se desarrollará hasta mañana viernes.

Nada más conocer el incidente, Chacón se desplazó a la Academia de Ingenieros acompañada por el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general José Julio Rodríguez, y los jefes de Estado Mayor del Ejército (JEME), general Fulgencio Coll, y de la Armada (AJEMA), almirante general Manuel Rebollo.

La explosión tuvo lugar en el campo de entrenamiento que se encuentra en la Academia de Ingenieros, dependiente del Ejército de Tierra. En este recinto se sitúan también el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados, que colabora con la OTAN, y el Centro Internacional de Desminado.

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