PD entrevista a Juan María de Peñaranda, autor de 'Desde el corazón del CESID'

«Tanto la extrema derecha como la extrema izquierda pensaban que habría una masacre el día que muriera Franco»

"Con Felipe González teníamos la suerte de ser de la misma generación y no necesitábamos hablar del pasado"

Si algunas siglas producen interés e inquietud a partes iguales entre el público en general, son aquellas con las que se denominan los servicios secretos. En España, en la actualidad existe el CNI, pero su antecedente directo es el CESID y, saltando más atrás, a la época de los últimos años del franquismo y a la Transición, encontramos el SECED. Un buen conocedor de este último, puesto que formó parte de él desde su fundación, es Juan María de Peñaranda (Palencia, 1933). Este general retirado ha publicado Desde el corazón del CESID, obra en la que repasa cómo se vivieron en los servicios de inteligencia aquellos años clave de la historia reciente española.

Según el testimonio de este autor, el SECED, también conocido en ambientes de inteligencia y castrenses como «Presidencia» o «Servicio de Presidencia», fue creado cuando el presidente del Gobierno era Carrero Blanco con la intención de facilitar el paso a la democracia. Reconoce que esto puede resultar sorprendente, pero explica:

Cuando yo me incorporo a este SECED, que es el primer servicio que crea Carrero, antes ya había servicios de inteligencia. El fundamento de sus actividades es el espionaje y el contraespionaje. Pero lo que nos incorporamos a ese servicio cuando se crea teníamos 30 años, los más viejos tenían 40 y ya nos parecían viejísimos. Esa gente estaba pensando en el futuro de España, porque el futuro nos parecía que no llegaría nunca pero en comparación con la edad de Carrero y Franco veíamos el futuro de una manera distinta. Cuando nosotros hablábamos con el Príncipe, veíamos que estaba en sintonía con nosotros, pero no por la edad, sino porque hablábamos de la España que íbamos a recoger después.

El 20 de noviembre de 1975 y los días posteriores fueron, en su opinión, los momentos más delicados en aquella década:

El momento delicado era la muerte de Franco, nosotros con esa juventud te permite pasar por encima de todo lo que pueda ocurrir. Pero cuando nosotros hablábamos con gente de todos los estratos, la preocupación era qué era lo que iba a ocurrir. Uno hablaba con la extrema derecha, y ellos veían que la extrema izquierda el día que muriera Franco iban a pasar el Manzanares e iba a haber una masacre en Madrid. Pero al mismo tiempo el pensamiento de la extrema izquierda era que el mismo día que se muriera Franco había una noche de cuchillos largos, y ese mismo día se iba a asesinar a todos los dirigentes y a todos los cabecillas de los grupos de izquierdas. Eso traducido a la clase política producía cierta preocupación de qué ocurriría cuando muriera Franco.

De Peñaranda explica el tránsito de unos servicios de inteligencia a otros:

Cuando se crea el CESID se recoge en la parte interna todo lo que hacía el SECED de Carrero. Eso era como un iceberg donde era oculto todo, pero había una punta que era la parte abierta, era necesario que apareciera un boletín oficial.

Como parte de su trabajo en «Presidencia», el autor se reunió con políticos de formaciones opositoras entonces ilegales:

Se marcaba una línea roja que era el Partido Socialista. Más allá eso seguía siendo parte de lo clandestino. Hasta ahí nosotros teníamos relaciones con todos, los grupos políticos más cercanos al poder no era necesario, porque ellos ya tenían acercamiento con el Gobierno.

En el mundo puramente de la política destacaría un par de cenas con Felipe González y Alfonso Guerra. Nos reunimos con el jefe del servicio, con el segundo del servicio y yo mismo, pues a mí me pareció que eso era un índice de lo que pretendíamos desde el servicio; hablar con todo el mundo, escuchar a todo el mundo. Teníamos la suerte de que estábamos en la misma generación y no necesitábamos hablar del pasado.

También había contactos con periodistas. Un fundamental era Luis María Anson:

Luis María Anson era un hombre muy inteligente, muy despierto para los temas de política. Cuando la estrella del presidente Suárez empieza a descender se ve que hay unas críticas muy fuertes contra él. Si preguntabas a un político o un periodista, cada uno te daba una versión, pero Anson te daba toda la información. Nosotros recogíamos lo que él nos contaba,  y eso se transforma en un golpe de timón que pretendía decirle a Suárez que había que cambiar el rumbo. Eso es lo que existe en todo el mundo, conocido como grupos de presión.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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