OPINIÓN / Isabel Durán

Entre La Moncloa y El Elíseo

Entre La Moncloa y El Elíseo
Valérie Trierweiler y Carla Bruni.

Nada más tomar posesión como nuevo jefe del Estado en la República de Francia a François Hollande no le partió un rayo de milagro. Una llegada al poder atormentada y aguada, climatológicamente hablando, la del líder de los socialistas franceses, que en cuestión de horas le hacía tomar tierra a la segunda intentona en la vecina Berlín para sellar junto a la canciller de Alemania la nueva alianza Merkollande que deja atrás al matrimonio de conveniencia Merkozy tan impopular como pragmático que con denuedo lleva tres años al retortero intentando achicar el agua en el turbulento hundimiento de la zona euro.

Previamente Nicolás Sarkozy y Carla Bruni –ésta francamente desmejorada y con impropios aires de pasar por allí como quien no quiere la cosa– le cedían las riendas del palacio presidencial a François Hollande junto a su atractiva pareja, la periodista política de Paris Match, Valérie Trierweiler. Bruni debió haberse arreglado tanto como cuando acudía a cualquier otro acto de Estado. Lo merecían lo ciudadanos de Francia, sin duda.

Cuestiones anecdóticas aparte, lo cierto es que el relevo en El Elíseo abre una nueva etapa con menos incertidumbres e incógnitas que las agitadas consignas electorales preveían. El segundo presidente socialista de la Quinta República previó hasta el menor de los detalles y dio la talla haciendo gala de una milimetrada e impecable puesta en escena.

Durante los actos de investidura cambió la lujosa berlina de Sarkozy por el más modesto Citroën DS5 híbrido descapotable de 35.000 euros y de fabricación íntegramente francesa para recorrer las calles de París. Aguantó el chaparrón sin mover una ceja y en menos de 48 horas el recién nombrado presidente de la Galia aterrizará en la Casa Blanca junto a su pareja.

El traspaso de poderes del país vecino deja al menos dos enseñanzas. La primera, que mientras lo que en España cuesta dos interminables y lentos meses, los franceses culminan en trece días exactos una rápida, deseable, solemne y llena de simbolismo, toma de posesión. Y, en segundo lugar que, en cuestión de prioridades, las alianzas europeas e internacionales de Francia vienen determinadas por una única preponderancia, sea cual sea la ideología político presidencial. Siempre resulta recomendable tomar nota de las buenas costumbres de los demás aunque sea con las lógicas y sustanciales diferencias entre La Moncloa y El Elíseo.

 

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Autor

Isabel Durán

Isabel Durán Doussinague es periodista, escritora, analista y conferenciante. Dirige una Asesoría de Comunicación, especializada en Estrategia, Posicionamiento, Speaker y Cursos de Portavoces.

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