De parte de los «señores de negro» a los que ha exorcizado Cristóbal Montoro, que por ahora se quedan en casa, con las maletas hechas y un billete de ida y vuelta a España reservado sin fecha.
Europa, ese ente que cada vez cuesta más trabajo saber qué es, cómo es, a qué dedica el tiempo libre, ha proclamado urbi et orbi que nos paga la fiesta financiera, pero que la cama es aparte. Que ya no vale practicar la medicina general, la terapia a largo plazo o el tratamiento paliativo que proponía el doctor de Guindos. Hay que empezar a seleccionar entre pacientes con gripe, pacientes con pronóstico reservado recuperables y enfermos terminales.
Se acabaron los problemas de conciencia genuinamente española ante la eutanasia financiera. Los escrúpulos de la cultura mediterránea a la hora de firmar el certificado de defunción de una institución de crédito. Ni las empresas, ni los gobiernos, ni los bancos son inmortales. Nacen, crecen, se desarrollan y mueren. La cuota de soberanía de De Guindos le permite mantener con vida a bancos que agonizan, pero la soberanía comunitaria del BCE no pagaría el costoso e inútil tratamiento.
De la medicina paliativa a la cirugía
Se acabó el ensayo sobre la ceguera financiera que estaba escribiendo el equipo económico de Rajoy. Europa exige cirugía, cortar por lo sano y eliminar la gangrena. Y De Guindos sólo podría coger con su mano izquierda la pasta del europlan Marshall si empuña el bisturí con la mano derecha, sin que le tiemble el pulso, y se pone a amputar el sistema financiero español a la altura que haga falta para garantizar que no haya recaídas.
¿Lo habrá entendido De Guindos? Porque listo será un rato, dicho sea con «r» minúscula, y pocos lo ponen en duda. Pero a tozudo no le gana ni Krugman con su mantra Keynesiano.
¿Queda alguna parte de «no podemos salvar a todos los bancos españoles» que todavía no entiendan economistas, presidentes autonómicos, ministros, líderes periféricos y patriotas financieros? La terapia de choque que propone Europa deja pocas dudas. Y la reacción de los mercados, con el enfriamiento de la prima de riesgo, muchas menos.
La hora de extirpar tumores
Con algunos bancos españoles surgidos de las fusiones y fisiones nucleares financieras, va a ocurrir como en el célebre chiste de los dos amigos que van por el desierto, a uno de ellos le pica una víbora en su aparato reproductor, el otro se pone a leer el libro de instrucciones para esos casos y, cuando llega al punto álgido en el que se recomienda la succión inmediata del veneno, el De Guindos de turno le contesta al Goirigolzarri o el Castellano de turno, por poner ejemplos de envenenamiento:
«¡Tienes que morir, José Ignacio, José María…!»
¿Habrá que amputar Bankias, Novagalicia Bancos, entidades de esas que pueden obligar al FROB a practicar succiones interminables de activos tóxicos? Pues por un lado que se puede saber y por otro que se puede decir. La hoja de ruta del Plan Marshall europeo para el saneamiento financiero, parece que impone como contrapartida extirpar tumores. Sobre todo si después de una biopsia ortodoxa presentan síntomas de ser malignos. La mies de la UE para el FROB puede ser mucha, pero no va a haber euros para todos. Y, francamente, más vale pocos bancos sólidos en mano que muchos bancos etéreos volando.