El PSOE, que evitó comparecencias de ZP, se rasga las vestiduras

Rajoy, ante la alargada sombra de Arriola, ordena toque de silencio en el Congreso

El presidente recurre al inefable truco de la agenda presidencial para retardar su comparecencia

Salvo a la oposición, que le interesa que se rompa el partido, como a los equipos que tienen pocas probabilidades de ganar en los encuentros de la Eurocopa 2012, no da la sensación que a los españoles les extrañe que el PP mantenga posesión de pelota, haga «rondos» legislativos y juegue con Rajoy como falso delantero centro.

Rubalcaba y cía están loquitos por que pise el área, entre al remate y pueda llevarse una tarascada de 100 mil millones de reproches, 100 mil millones de ironías, 100 mil millones de alternativas que conducen siempre al mismo sitio, como todos los caminos conducían siempre a Roma.

Esa monótona banda sonora, de comedia parlamentaria, que interpretan sus señorías rasgándose las vestiduras en el Congreso de los Diputados cuando se deniega una comparecencia o una Comisión de Investigación, se echó varias veces de menos durante las dos legislaturas en las que ZP y Rubalcaba se inflaron a echar balones fuera.
 
Muestrario de comparecencias rechazadas por el PSOE
 
Agosto de 2005. El PSOE rechaza una comparecencia de ZP para dar explicaciones sobre el accidente de un helicóptero en Afganistán que le costó la vida a 17 militares españoles.

Junio de 2009. El PSOE se niega a una comparecencia de Zapatero, aludiendo por enésima vez a problemas de agenda, para exponer los planes del gobierno contra la crisis y el desempleo. El entonces presidente había prometido su presencia en la Cámara el mes de febrero, pero acabó subiéndose a la tribuna en el mes de julio.

Abril de 2010. Nuevo rechazo socialista a una comparecencia del Presidente en la Cámara. ZP tenía que exponer la naturaleza, coste y medidas de seguridad de la intervención militar de España en Afganistán.

Diciembre de 2010. José Antonio Alonso, entonces portavoz del grupo socialista, devuelve a corralesuna solicitud de diversos grupos parlamentarios para que comparezca el Presidente Zapatero. Se trataba de explicar la gestión del gobierno en los graves sucesos que habían acontecido en el Sahara.
 
No se trata de aburrir a los lectores, sino de recordar que en todos los sitios, en todas las situaciones, en todos los gobiernos se cuecen habas. La solución que podría satisfacer a los ciudadanos sería regular las comparecencias presidenciales con cláusulas vinculantes y atendiendo a la gravedad de la naturaleza de los acontecimientos. Pero los ciudadanos sólo tienen voto cada cuatro años y sus señorías no les dan vela en sus endogámicos entierros.

Ninguno de los partidos con opciones a gobernar aceptaría, con gallardía política y parlamentaria, que sus presidentes tuviesen que subir a confesarse en la tribuna por imperativo legal. Sólo cuando están en la oposición lanzan a los vientos mediáticos trágicos réquiems por la salud de la democracia. Pero, chico, es llegar al gobierno y les entra un ataque de amnesia que, por lo menos, dura cuatro años, coincidiendo casualmente con la duración de una legislatura.

El infalible recurso de la agenda presidencial
 
Rajoy ha esgrimido problemas de tiempo, de ajustes en su agenda y de una más profunda recopilación de información, para retrasar su exposición sobre el préstamo.-rescate, rescate-préstamo, hasta el próximo mes de julio. Según el portavoz del grupo Popular, Alfonso Alonso, el Presidente afronta un circuito en el que, según sus propias palabras «nos la estamos jugando», que siempre es una cosa que anima al personal. Primero, el G-20 (que algunos cachondos llaman el Je-20), a continuación la Cumbre del Crecimiento (que deben haber organizado en Lourdes o en Fátima) y por último la inexcusable asistencia al Consejo Europeo (que para el Presidente de un gobierno en las condiciones de España, debe ser algo así como presentarse ante un consejo de guerra).

Pero, digan lo que digan, en circunstancias como estas siempre debería haber un hueco en la agenda presidencial para explicarles a los españoles, a través de sus legítimos representantes, si los 100 mil millones de euros sólo dan derecho a roce o incluye alguna postura (indescriptible en horario infantil) de las muchas que propone el Kamasutra.

La sombra alargada de Arriola 
 
Quizá el PP empiece a tenerle más miedo a Rajoy en una tribuna, largando por esa boca, que encerrado en su despacho buscando la piedra filosofal que puede convertir la prosaica gestión en un milagro de los panes y los peces. Porque, a Rajoy, lo mismo se le escapa un primo de Sevilla con originales teorías ecológicas, que una niña electoral que todavía andan buscando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que SMS con el primer agravio comparativo que se le viene a la cabeza: Uganda.

Es posible que Arriola haya cambiado la estrategia sobre la marcha: mejor mantenerlo como dueño de sus silencios que arriesgarse a que parezca esclavo de sus palabras.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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