Y con él llegaron las masas… Tanto de público como de periodistas. Si la sala de prensa del Campus FAES a primera hora de la mañana del 1 de julio de 2012 estaba prácticamente vacía, según se acercaba el medio día se iba abarrotando.
También la terraza y el jardín del hotel Los Robles de Navacerrada donde se desarrollan las jornadas mostraban en el descanso entre conferencias un aspecto mucho más bullicioso que en los minutos previos a la mesa redonda con la que arrancaba la tercera sesión del curso. El ministro de Guindos tiene un gran tirón tanto para medios como para alumnos y políticos de distinto nivel.
El ministro de Economía y Competitividad se hizo esperar unos minutos más de lo previsto. Periodistas y público se abarrotaban, entre tanto, casi entremezclados esperando al recién llegado del corazón de Europa.
Al fin apareció De Guindos, acompañado de Aznar, el secretario general de FAES, Javier Zarzalejos; el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, y el director del Área de Economía y Políticas Públicas de la fundación, Miguel Marín. Apenas unos segundos para posar ante las cámaras y rápida entrada en la carpa.
De Guindos ha tenido una intervención básica técnica, con algunos elogios incluidos a la política económica del ex presidente del Gobierno Aznar. En ese sentido ha dicho que en aquella época se demostró la importancia de la libertad en economía, sorprendente declaración por parte de un miembro del equipo económico que ha tomado medidas tan poco liberales como la nacionalización de Bankia.
Resulta llamativo además el contrate con algo de lo dicho por la mañana por otro de los ponentes. Si Mauricio Rojas alertaba sobre el error de decir que la solución a la crisis es «más Europa» y que la clave era «qué Europa» y «más libertad y responsabilidad», De Guindos ha dicho que en el Consejo se han fijado los instrumentos precisamente «para más Europa», sin referencia ahí a la libertad.
De Guindos parecía absorbido por el espíritu de Bruselas. Parecía apostar el futuro de España a lo que venga de las instituciones comunitarias. Ha pedido, como ya viene siendo tradicional, más cesiones de soberanía y -por tanto, aunque no lo diga de esa manera– de capacidad de propia decisión a los ámbitos comunitarios. Dice que no tiene sentido dejar la unión monetaria en eso. Ha defendido una mayor unión fiscal y la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos.
De Guindos ha parecido más un representante de la Comisión Europea u otro organismo de la elefantiásica ‘Eurocracia’ que de un Gobierno nacional. No resulta extraño que en la sala de prensa se oyeran de forma recurrente a varios periodistas comentar con cierta sorna «más Europa, más Europa».
Habrá quien pueda pensar que se ha echado de menos que el ministro de Economía español hubiera explicado medidas concretas que vaya a tomar el Gobierno de Rajoy. Se ha limitado a anunciar que el Ejecutivo seguirá con las reformas, pero no ha especificado cuáles. Quién sabe si es que alguien ha enviado a Moncloa la transcripción de la conferencia de Arthur B. Laffer –El mundo al revés: Laffer pide bajar los impuestos y el PP decide subirlos— y están estudiándolo.
Tan sólo en un tema concreto se ha atrevido a hablar con precisión del futuro. Ha lanzado, preguntado por los periodistas, su pronóstico para la final de la Eurocopa: 3-1 a favor de España.