La peregrinación de Cándido Méndez y Fernández Toxo a Berlín, es un gran paso para ambos dirigentes sindicales, pero un paso en falso para España. Podrán alegar, en su defensa, que Mariano Rajoy se hacía el sueco ante sus insistentes solicitudes de audiencia, que Moncloa no les ha dejado otra salida y que se fueron a llorar sus penas en los acogedores brazos de Ángela Merkel, que es, precisamente, la que ha puesto a Rajoy entre la espada del Rescate y la pared de las manifestaciones y la huelgas generales. Pero resulta muy difícil obviar un calificativo para esa extraña cumbre hispano-germana: alta traición involuntaria.
Maniobras sindicales en la oscuridad
Ni el «cándido» Cándido, ni el enrabietado Toxo, han calculado la verdadera dimensión de su maniobra orquestal en la oscuridad. Lo que ha trascendido a la prensa, hasta ahora, es que la entrevista con la dama de hierro teutónica se produjo a petición de los dos sindicalistas españoles. Pero ni una sola palabra sobre cualquier intermediación del Gobierno español. No se sabe si Merkel le ha dado ya a Moncloa su versión del contenido y el continente de tan extraña y confidencial reunión, y si Rajoy se limitó ayer a contrastarla con la versión de los dos líderes sociales. Pero, mientras detalles de tanta trascendencia no se le aclaren a la opinión pública a través de la opinión publicada, la imaginación le puede jugar malas pasadas a los españoles:
1. ¿Decidieron los sindicatos por su cuenta y riesgo meterse en la boca del lobo?
2. Ellos se habrán despachado a sus anchas con Ángela Merkel, pero la Canciller sabe ahora mucho más sobre el verano, el otoño, el invierno y la primavera calientes que le aguardan a ése pequeño, débil y molesto Estado llamado España.
3. ¡Gracias, Cándido, Toxo, por haberle mostrado a la inquisidora alemana el «talón de Aquiles» social del Gobierno de todos los españoles!
4. Ahora, en la próxima cumbre genuina hispano-germánica, la Merkel va a poder jugar con las cartas marcadas. Han dejado a Rajoy y su gobierno sin capacidad de maniobra para exagerar o minimizar la amenaza de una España en llamas, según transcurra el juego de tronos, los tira y aflojas entre un país rescatador y un país en peligro de rescate.
5. ¿Quién le ha dado a los sindicatos vela en éste entierro allende nuestras fronteras? ¿Ya vale todo por la causa? ¿Priman los asuntos propios sindicales por encima de los intereses del Estado? Quizá estos dos señores se hayan colgado una medalla como buenos y astutos sindicalistas. Pero, con todos los respetos: ¿ése hito en asuntos exteriores les consagra como buenos y leales españoles?
¿Sindicalistas antes que españoles?
Esas son las cuestiones que probablemente se estén planteando muchos españoles tras la clandestina maniobra sindical que desprende cierto olor a podrido. Si en este país en la UCI social, económica y política, vale todo. Si se puede ser Socialista, Popular, sindicalista, empresario, banquero, antes que español, la cosa se pone francamente fea, por mucho que Draghi y Bruselas se planteen suministrarnos respiración asistida.
¿Ustedes se imaginan a sindicalistas franceses, italianos, alemanes, ingleses, acudiendo por su cuenta y riesgo a La Moncloa para contar intimidades nacionales de sus respectivos países?
A lo mejor Toxo y Méndez son tan incautos, tan «cándidos», que han ido a Berlín (o donde se haya producido la chapuza) con su mejor voluntad, convencidos de que podría ser más fácil presionar a la Merkel que a Rajoy para que aflojase la mano que maneja las tijeras. Pero si todo esto no queda aclarado con pelos y señales, sin dejar la mínima duda, es que este país habitado por pasotas, egocéntricos, con sentimientos nacionales descafeinados y alergia a un patriotismo incapaz de superar los fantasmas del pasado, se merece todo lo que se le venga encima.
¡Éramos pocos, teníamos pocos problemas, pocos desencuentros entre partidos, entre el Estado y las Comunidades autónomas, entre gobernantes y gobernados, entre españoles en general, y han parido UGT y CCOO en la mismísima boca del lobo o la loba, que nos acecha en Berlín! Spain is diferent…