Pide "hacer política con mayúsculas" y evitar la confrontación

El discurso del Rey de Nochebuena 2012, el más corto de la última década con «crisis» como término más usado

Tuvo una duración de 8 minutos y 50 segundos, y un total de 1.086 palabras

Como detalle navideño aparecía a la derecha de la imagen un Belén de Patrimonio Nacional, en talla de madera policromada

La palabra «crisis» fue la más utilizada por el Rey Juan Carlos en su tradicional discurso de Nochebuena, seguida de cerca por «economía», «bienestar» y «confianza».

La alocución buscó un equilibrio entre términos con connotaciones negativas y otros con tintes positivos, con los que intentó proyectar una imagen de confianza en el futuro de España.

Entre las 1.086 palabras utilizadas por el monarca para dirigirse a los españoles con motivo de las fiestas navideñas, seis veces repitió el término «crisis», aunque acto seguido la atemperó por conceptos como «fortaleza», «bienestar» o «creación de riqueza».

El Rey utilizó las expresiones «economía» y «bienestar» cinco veces cada una. «Difícil», «sacrificio» o «pesimismo» fueron otros de los vocablos que don Juan Carlos pronunció en repetidas ocasiones.

La oratoria del monarca fue este año especialmente cuidada para contraponer a la imagen negativa términos esperanzadores como «generosidad», «talento», «familia» o «creatividad».

El buscado equilibrio del discurso del Rey entre la difícil situación actual y la confianza en la capacidad de los españoles se plasmó en dos figuras.

Mientras que, por un lado, señaló que «vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España», a continuación añadió que «podremos superar las dificultades actuales con la generosidad, el talento y la creatividad de nuestro hombre y mujeres».

Frases destacadas

En su discurso, el Rey aborda tres asuntos: la crisis económica, la fortaleza de España como nación europea e iberoamericana y la necesidad de reivindicar la política «como instrumento necesario para unir las fuerzas de todos y acometer la salida de la crisis».

El Rey de España ha reclamado que se protejan los derechos sociales y afirma que «las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable». «Vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España», asegura Don Juan Carlos.

Ha hecho un llamamiento a los políticos para promover valores «como el respeto mutuo y la lealtad recíproca», y ha apostado por basar el progreso «en el respeto a las leyes y a los cauces democráticos», en lo que supone una referencia implícita a la deriva soberanista en Cataluña.

Don Juan Carlos aboga por recuperar «la política con mayúsculas» porque «lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas».

El monarca ha realizado un llamamiento a los españoles para recuperar valores que «hace más de tres décadas contribuyeron a poner en pie un nuevo marco de convivencia, el reconocimiento de nuestra pluralidad y el amparo de las diferentes lenguas culturas e instituciones de España».

«Es hora de que todos miremos hacia adelante y hagamos lo posible para cerrar las heridas abiertas», subrayó el monarca que insistió en la necesidad de reivindicar la política como «instrumento necesario para unir las fuerzas de todos» y acometer la salida de la crisis.

Don Juan Carlos dice que no exagera al decir que «vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España», y subraya durante su intervención que «nadie imaginaba» la «intensidad, amplitud y persistencia» en el tiempo de la actual crisis económica.

En este punto, el monarca se ha referido a todas aquellas personas, en especial los jóvenes, «que se levantan cada día con sensación de inseguridad y desánimo» por la falta de trabajo y las «inciertas perspectivas de futuro».

En este pesimismo el Rey enmarca el actual «desapego hacia las instituciones y hacia la política», frente al cual propone «encontrar nuevos modos y formas de hacer algunas cosas que reclaman una puesta al día».

Don Juan Carlos reconoce que la realidad actual no es fácil de entender ni solucionar a corto plazo, pero afirma que «austeridad y crecimiento» deben ser compatibles. «Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable de tiempo, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada».

Además, ha subrayado que la Corona es «muy consciente del esfuerzo y el sacrificio que los ciudadanos están llevando a cabo con entereza». «Ningún esfuerzo es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora», según Don Juan Carlos, que resalta la «actitud abnegada y leal de las familias y la solidaridad de muchas organizaciones asistenciales » que están contribuyendo a la «estabilidad social».

En este punto ha reconocido el «sacrificio» de todos los españoles que están dejando nuestro país «para conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus familias». Según el Rey, su experiencia y preparación «constituirán a su regreso un importantísimo efecto dinamizador de nuestra economía».

A juicio de Don Juan Carlos, para que la economía vuelva a crecer tenemos que «poner orden en nuestras cuentas», además de «generar estímulos para la creación de riqueza». No obstante, ha insistido que además de las medidas de política económica y fiscal «el primer estímulo que nos sacará de esta crisis se llama confianza».

El Rey ha recordado que en los últimos 37 años España ha pasado por varias coyunturas económicas complicadas, aunque quizá «no tan difíciles como esta». En todo caso, se logró salir de ellas con éxito porque los españoles mostraron su confianza en un «proyecto compartido por todos». De igual modo, propone recuperar esta confianza y «generarla también en las instancias y en los mercados internacionales».

Ha recordado la importancia de Iberoamérica pero sobre todo la necesidad de seguir trabajando con la Unión Europea «para superar las visiones puramente nacionales y reforzar las bases de solidaridad», con el fin de garantizar los derechos individuales y sociales, el bienestar económico y el proceso de construcción política.

Pero para el Rey, «no todo es economía», y en este punto ha reconocido que la política «no vive hoy sus mejores horas en la percepción de los ciudadanos». Por ello reivindica la «política grande» que fije su atención en el interés general y se cimente en el espíritu de servicio, acomodándose «a los principios de ética personal y social» y logre «sacrificar la satisfacción a corto plazo, a menudo efímero, para ensanchar el horizonte de sus ambiciones».

Esta «política grande», según el monarca, es la única capaz de «reafirmar la confianza en nuestra gran nación, abrir puertas a la esperanza y materializar ese anhelo de superación» que reclama nuestra sociedad. Además, debe ser capaz de «renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos», además de buscar «el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos».

Finalmente, Don Juan Carlos ha señalado que la Navidad «simboliza el triunfo de la generosidad sobre el egoísmo», y ha vuelto a insistir en la necesidad de recuperar ese valor junto al de la solidaridad y el compromiso «que todos debemos reconocer, conservar y promover siempre y en estos tiempos más que nunca».

El más corto en diez años

Otro de los datos relevantes de la alocución del Rey de este año fue su brevedad, al convertirse en el discurso más corto de la última década, con una duración de 8 minutos y 50 segundos, y un total de 1.086 palabras.

Fue además el tercer discurso más cortó de la historia, solo superado en concisión por el pronunciado en 2000 (8’25») y por el de 1975 (6’38»), la primera vez en la que don Juan Carlos se dirigió a los españoles por Nochebuena. La alocución del año 2011 duró 13 minutos y 26 segundos, con un total de 1.540 palabras.

El Rey batió todos los récords en 1979, cuando su discurso alcanzó una duración de 23 minutos, aunque el mismo estuvo aderezado con una suerte de vídeo reportaje sobre la figura y la labor del jefe del Estado y contó con una introducción en la que aparecía la Familia Real al completo, con una escena en la que, frente a una chimenea, la Reina Sofía y las infantas departían en un sofá mientras el joven Príncipe Felipe terminaba una partida de Backgammon.

Por primera vez en pie

Por primera vez, las cámaras de televisión captaron la imagen del Rey repasando el discurso a través de la cristalera de su despacho antes de que comenzara la emisión del discurso.

Sobre la mesa de su despacho destacó un ejemplar de la Constitución y diverso material de trabajo como carpetas, cartas, documentos en estudio, diarios y revistas nacionales e internacionales.

En el despacho también pudieron verse las banderas de España y la Unión Europea. A su espalda había un retrato de jóven del duque de Parma, fundador de la dinastía Borbón-Parma.

Se trata de un óleo sobre tela de Jean Ranc, de 1732, que pertenece a la colección del Museo del Prado. En las estanterías se pudo ver una colección de nueve fotografías.

La imagen central corresponde a los Reyes y los Principes de Asturias acompañados por los jefes de Estado presentes en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz. Las otras ocho recogen distintos momentos de la Familia Real. Entre ellas, tres correspondían al Monarca y don Felipe en el bautizo de la infanta Leonor.

También había una fotografía de los Príncipes de Asturias el día del anuncio de su compromiso. La colección de imagenes se completaba con cuatro fotografías individuales de la Reina, don Juan de Borbón la infanta Elena y la infanta Cristina.

Entre los libros que había en la mesa se encontraban ‘Comentarios a la Constitución Española’, obra didáctica de los expresidentes del Tribunal Constitucional María Emilia Casas y Miguel Rodríguez-Piñero.

Como detalle navideño aparecía a la derecha de la imagen un Belén de Patrimonio Nacional, en talla de madera policromada, que pertenece a la colección del Monasterio de las Descalzas Reales, que se conserva en el Palacio de la Zarzuela.

 

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