La dirección del PSOE acaba de anunciar un “gran debate” ideológico y político con el objeto de “repintar los blasones”, mas tengo para mí que el “gran debate” se reducirá a un ejercicio de pirotecnia festiva donde brillarán con luz propia algunas –nada originales– propuestas programáticas destinadas, si es que se llega a gobernar, a quedarse en agua de borrajas pues esas ocurrencias suelen ser infinanciables.–SIGA LEYENDO EN LA GACETA—
Sin embargo, si el PSOE quiere salir del agujero en el que ahora anda metido tendría que empezar por dos asuntos:
1) Estructura y funcionamiento de la organización con especial atención al sistema vigente de “selección de personal”.
2) Análisis crítico del pasado reciente. Pero el PSOE no ent rará a hurgar en estos asuntos. ¿Por qué? Porque desde hace mucho tiempo los dirigentes del PSOE vienen considerando que “lo interno no interesa a los electores” y que “analizar el pasado sólo conduce a la melancolía”.
Dos argumentos interesados que, tal como están hoy las cosas, no se tienen de pie. Lo razonaré mediante preguntas: ¿puede revertir el PSOE el desprestigio que sufren la política y los políticos en general –y los suyos en particular– sin corregir la endogamia que está destrozando el edificio partidario? ¿Puede seguir el PSOE con el actual sistema de selección a la hora de elaborar sus listas? ¿No sería bueno exigir un currículo adecuado para ser, por ejemplo, diputado?
Si se predica la “apertura del partido a la sociedad”, ¿se puede hacer tal cosa sin entrar, en serio, en el asunto de las primarias? Finalmente y respecto al análisis crítico del pasado, si se desea cambiar de rumbo y de discurso, ¿cómo hacerlo sin renegar de gran parte de las cosas que se han dicho y hecho durante el zapaterismo?
Y aquí surge otra pregunta: ¿cómo lo van a criticar quienes se entusiasmaron con él y se beneficiaron de su “generosidad”?