Con el asesinato de Gregorio Ordóñez, hoy hace 18 años, ETA puso en práctica la tenebrosa socialización del sufrimiento ideada por Batasuna. Consuelo, tenaz y valiente como su hermano, conversa con La Gaceta sobre una memoria que se difumina para justificar el presunto final de la banda. —SIGA LEYENDO EN LA GACETA—
–Es el aniversario del asesinato de su hermano, que tanto luchó contra ETA y su brazo político, que ahora está en las instituciones. ¿Qué le parece?
Dicen que ETA está derrotada policialmente. Lo estará, pero está triunfando políticamente. El proyecto político que sirvió para matar a mi hermano está triunfando. Se está cumpliendo la hoja de ruta trazada por la banda: no se aplica la Ley de Partidos, la internacionalización del conflicto con la Conferencia de Ayete, los presos enfermos, el reconocimiento de sus víctimas…
–Entonces, ¿se cree el “cese definitivo” de ETA o no?
Yo de ETA no me creo nada. ¿Para qué van a matar? Ahora no le interesa cambiar de estrategia porque está consiguiendo lo que no consiguió matando. Ha conseguido el punto principal: la legalización de su brazo político. Y la dinámica de presión al Estado de Derecho les da resultados.
–Usted apoyó a UPyD en las elecciones autonómicas, ¿es que no se siente identificada con el Partido Popular?
No me siento nada identificada ni representada con el PP vasco ni con el PP nacional ahora mismo, claro que no. Creo que no es el PP de mi hermano ni lo representa.
–Carlos Iturgaiz dijo hace poco que si Gregorio se levantase no reconocería al partido…
Claro, es que no lo reconocería. Lo vamos a comprobar porque desde la fundación Gregorio Ordóñez vamos a difundir ahora todo el archivo documental de lo que mi hermano decía. Y vais a alucinar al ver la vigencia de todo lo que decía. El mensaje de mi hermano es más actual y más necesario que nunca. No estaríamos hablando de esta España cañí e indecente, llena de corrupción, si lo hubieran tenido de referente. La figura del político no estaría por los suelos, como está.
