La Gaceta no puede ver a Rajoy ni en pintura. Lo demuestra al salir en portada este 4 de febrero de 2013 con una información sobre los viajes que Gürtel pagó a Rajoy, que ya se publicó en 2009, y al hacer una quiniela de nombres para sustituirle.
«Según fuentes del propio PP», –publica el diario de JJ Esparza– «el episodio le deslegitima y lo más sensato en una democracia es que tuviera la generosidad de retirarse de la presidencia del Gobierno y de dar paso a un Congreso Extraodinario que emprendiera la necesaria regeneración del Partido»
Para ello sería preciso que Rajoy arbitrara, con rapidez y sin titubeos, el proceso. En primer lugar, dejar el timón del Gobierno en manos de un ministro que no esté salpicado por el escándalo.
Podría sustituirle uno de estos tres responsables: Alberto Ruiz- Gallardón, José Manuel Soria o Ana Pastor. Y al propio tiempo nombrar una gestora en el Partido para que convoque el Congreso Extraordinario que renueve la cúpula de la formación, regenere sus estructuras y pase página.
¿Quiénes podrían liderar el PP? Hay barones con prestigio y solvencia suficientes, y que además no están contaminados por la sospecha. Es el caso de Alberto Núñez Feijóo o el del presidente extremeño José Antonio Monago.
También podría jugar ese papel la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho; un valor emergente del PP madrileño como es Lucía Figar, consejera de Educación; o el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti.
Pero tampoco es descartable la opción de alguien más veterano como el vicepresidente del Parlamento Europeo, Aleix Vidal-Quadras, histórico dirigente del PP, que ha propugnado reiteradamente la regeneración de la democracia española y, en concreto, un Congreso Extraordinario, ya que “los efectos políticos (del caso Bárcenas) son devastadores” para el partido, como señaló el sábado a La Gaceta.
Las mismas fuentes subrayan que no se trata de que el PP ceda a la presión de la izquierda y abandone el compromiso contraído con 10,8 millones de españoles en las urnas. El partido está democráticamente legitimado para gobernar. De lo que se trata es de que Rajoy se aparte de la presidencia, y de un cambio profundo en el PP.
No bastaría con un baile de nombres, sino con un proyecto ideológico coherente, que no se limite a la política económica, sino que también defienda la unidad de España frente al desafío soberanista, el valor de la vida o la independencia de la Justicia