La crisis financiera y económica que sufre España, representa uno de los mayores retos para la Seguridad Nacional
La nueva Estrategia para la Seguridad Nacional, recién aprobada por el Gobierno con apoyo del PSOE, ya no incluye mención a la ‘Alianza de Civilizaciones’ concebida por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Además de la popular iniciativa de Zapatero, surgida con el propósito de tender un puente con la cultura oriental, la nueva estrategia tampoco hace ninguna referencia al proceso soberanista en Cataluña, es decir, que se contempla la tendencia separatista como algo que no afecta a la seguridad nacional, según destaca el diario El País.
Otros aspectos que sí son tratados en el texto llamado a sustituir a la anterior guía aprobada en 2011 es la del terrorismo. El documento da por hecho una derrota de ETA pero hace especial hincapié en avisar de la amenaza yihadista, muy presente en el país.
LO QUE SE DICE Y LO QUE SE CALLA
En la Estrategia de Seguridad Nacional, que este 31 de mayo de 2013 aprobó el Gobierno con el consenso del PSOE, tan importante es lo que se dice como lo que se calla. Y en sus 83 páginas no hay una sola alusión, ni siquiera velada, al separatismo o al soberanismo.
Estos son los temas clave:
- Final de ETA. «La madurez de la sociedad española, con las víctimas como referencia ética; la unidad de los partidos políticos, la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de los Servicios de Inteligencia, el trabajo de los jueces y fiscales, así como la cooperación internacional, han logrado imponerse a la amenaza de la banda terrorista. La fortaleza del Estado de derecho, la solidez de sus instituciones y la eficacia de las acciones implementadas han derrotado a ETA sin que esta haya conseguido sus objetivos».
- Terrorismo yihadista. «España es también objetivo del terrorismo yihadista y, en especial, de Al Qaeda en el Magreb Islámico». Y ello debido a su «relativa cercanía a regiones inestables como el Sahel; la posible radicalización de inmigrantes tanto de primera como de segunda generación […], la insistencia de los grupos fundamentalistas islámicos en presentar a España como parte del imaginario del Islam, así como nuestra implicación decidida en la lucha contraterrorista», dentro y fuera del país.Marruecos y el Sáhara. No menciona a Marruecos y solo habla genéricamente del Magreb. Advierte del riesgo de inestabilidad derivado de la primavera árabe, pero reconoce que su «principal consecuencia hasta ahora es la elección democrática de gobiernos responsables ante los ciudadanos». Respecto al Sáhara, repite la doctrina oficial: respaldo a una «solución política justa, duradera y mutuamente aceptable para las partes». Da por hecho que «el programa nuclear iraní no corresponde a un desarrollo exclusivamente civil», sino militar.
- Ceuta, Melilla y Gibraltar. Cita a Ceuta y Melilla al definir a España como «un Estado que comprende territorio peninsular, los archipiélagos balear y canario y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla». Y recuerda que es «prioridad estratégica [de España] mantener la preparación y capacidad para abordar aquella amenazas a las que tenga que hacer frente de forma autónoma». Es decir, la defensa de las dos ciudades norteafricanas, no cubiertas por el paraguas de la OTAN. Más contundente se muestra con la colonia británica de Gibraltar, que califica de «anomalía» y «disfunción» y «plantea a España y Europa problemas de seguridad».
- Riesgos y amenazas. La nueva estrategia es continuista con la de Solana. A los nueve riesgos y amenazas que incluía dicho documento añade el espionaje y la vulnerabilidad del espacio marítimo. Desaparece uno de los potenciadores de riesgo: las «disfunciones de la globalización».
- Ciberseguridad. «El ciberespacio conlleva serios riesgos y amenazas». Los ciberataques se han convertido en un potente instrumento de agresión contra particulares e instituciones públicas y privadas. Estos ataques ilícitos proceden «de grupos terroristas, redes de crimen organizado, empresas, Estados o individuos aislados». La principal novedad es que las ciberamenazas ya no constituyen solo un apartado específico, sino un nuevo territorio en el que se materializan todas las demás. Por ejemplo, Internet puede emplearse para el proselitismo o la propaganda terrorista, para lanzar ataques contra infraestructuras críticas o transferir tecnología de armas de destrucción masiva, por lo que propone la adopción de «medidas preventivas de vigilancia del uso de la red».
- Inmigración irregular. La estrategia constata «la escasez de las llegadas» de inmigrantes, lo que «reduce los riesgos en el control fronterizo y los aumenta para la seguridad en el interior». ¿Cuáles son esos riesgos? El incremento de la conflictividad social o la radicalización de los inmigrantes, pero también «una percepción negativa» de los mismos por el resto de la sociedad. Es decir, la xenofobia. Paradójicamente, alerta de que «la falta de acceso [de los inmigrantes] a servicios» sociales (lo que ha hecho el PP al negar la atención sanitaria a los irregulares) puede agravar el problema.
- La crisis económica. «La crisis financiera y económica» que sufre España, «representa uno de los mayores retos para la Seguridad Nacional», constata el documento. Tras asegurar que su origen está en «desequilibrios económicos o de los mercados, actuaciones ilegales o deficiente funcionamiento de los órganos supervisores», subraya que los paraísos fiscales son «un factor desestabilizador» y propone algunas medidas que suscribirían los sindicatos: «Establecimiento de un marco socio-laboral basado en el diálogo social».