El conde de Godó; banqueros como Emilio Botín; abogados y jueces del Tribunal Constitucional; empresarios como Juan Miguel Villar Mir -OHL- y César Alierta...
Del futuro Felipe VI se ha dicho hasta la saciedad que es el heredero mejor preparado. La prensa lleva dos días destacando las virtudes del que seguramente el 18 de junio -es la fecha más probable pero aún no definitiva- se convertirá en el nuevo Rey.
Por lo pronto el primer paso tras la abdicación está dado: el Consejo de Ministros se reunió este martes de forma extraordinaria para aprobar un proyecto de ley orgánica de un único punto que regula la renuncia de Juan Carlos I.
De entre todas las cualidades del todavía Príncipe de Asturias hay una que destacan especialmente quienes le tratan habitualmente: sabe y le gusta escuchar a personas de todo tipo y condición. Es su forma de no perder la perspectiva de la realidad, algo indispensable para un monarca del siglo XXI.
Don Felipe tiene desde hace años una sana costumbre que en los últimos meses, antes incluso de que en enero -según la versión oficial- el Rey le comunicara su decisión de abdicar, ha intensificado.
Tal vez consciente de que más pronto que tarde su tiempo se acercaba y con el caso Nóos azotando. Una costumbre que, además, ha aprendido de su padre.
Se trata de reuniones privadas y sosegadas con personajes influyentes de diversos ámbitos para conocer su opinión sobre asuntos de actualidad. Así pues, en el último año y medio el trasiego de caras conocidas por el despacho de Don Felipe ha sido constante.
Despacho que a partir de su coronación cambiará por el que actualmente ocupa su padre.
El modus operandi es el siguiente. Él mismo hace llamar a sus interlocutores a Zarzuela. Normalmente son reuniones distendidas de tú a tú a las que a veces -muy de vez en cuando- se incorpora al final Doña Letizia.
Y que suelen prolongarse varias horas. En ocasiones en lugar de eso son encuentros con grupos reducidos.
Por el despacho del futuro Felipe VI han pasado en los últimos meses, además de políticos de diversas formaciones -incluido algún que otro expresidente-, nobles como Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart -decano del Consejo de la Grandeza de España- y el conde de Godó; banqueros como Emilio Botín; abogados y jueces del Tribunal Constitucional; empresarios como Juan Miguel Villar Mir -OHL- y César Alierta…
Y también multitud de periodistas. Desde dueños de conglomerados mediáticos como Juan Luis Cebrián -Prisa- y José Manuel Lara -Planeta- a veteranos como Iñaki Gabilondo, pasando por directores de periódicos y tertulianos de radio y televisión de todos los espectros: de Cristina López Schlichting a Raúl del Pozo. Incluso gente del mundo de la Cultura.
A la vista está, por la cantidad de flores y parabienes que ha recibido en las últimas horas, que en las distancias cortas sabe ganarse a cualquiera.
De él decía en la SER Gabilondo, uno de los habituales visitadores de Zarzuela:
«Con el Príncipe Felipe se abre una nueva posibilidad para la Monarquía porque ya estaba desangrándose».
Toda ese trabajo de zapa le ha servido no sólo como ventana a la opinión pública española, sino también para concitar apoyos en torno a su reinado.