La toxicidad que emana del pequeño Nicolás sigue cercando al secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz. Y ni siquiera las palmaditas en la espalda del presidente de Telefónica, César Alierta, pueden reconfortar las tandas de mensajes de Whatsapp que van apareciendo.
Los mensajes sonrojantes aparecidos en varios programas de Mediaset ponen de manifiesto que García Legaz y Nicolás eran algo más que conocidos de la FAES y de una tarde en una discoteca, como aseguró el alto cargo al comienzo de la crisis que le afecta de forma muy cercana.
Si García Legaz no mintió, al menos no dijo toda la verdad. Porque en septiembre de 2013 se intercambiaba mensajes con el joven fardando del «casoplón» que le habían prestado en La Zagaleta, radicada en Marbella.
El secretario de Estado le decía a Nicolás que Sotogrande era la «parte pobre» en comparación con La Zagaleta, donde se ubicaba la residencia que estaba disfrutando, valorada en veinticinco millones de euros, según uno de sus mensajes.
El alto cargo citó al joven a tomar una copa en la residencia con «amigas». De hecho, le habría enviado una imagen de la célebre Isabel Mateos a la que Legaz contestó que acudiese a su casa «si viene con actitud». Al final, la cita se concreto, según los mensajes, con Nicolás y dos amigas suyas.
Ahora bien, el contenido de la conversación ha pasado por alto otra cuestión: ¿quién o quiénes cedieron una casa en una urbanización de lujo al secretario de Estado de Comercio? ¿Llevó aparejada alguna contraprestación? Preguntas legítimas si afectan a un alto cargo del Estado con atribuciones en ámbitos empresariales.
Legaz -111.382 euros anuales como sueldo, según el Portal de la Transparencia, 39.094 más que su jefe directo, el ministro de Economía Luis de Guindos- sigue limitándose a remitir comunicados que quedan quemados a cada nueva filtración.
Este jueves Público ha ido más lejos señalando que Nicolás intentó que el alto cargo le echase una mano tras su detención apelando, a través de un intermedio, a una supuesta grabación en su despacho en la que le entregaba un sobre con dinero.
Al final el intermediario se habría echado atrás.
Nicolás le daba instrucciones para que utilizase como referencia un asunto con ópticos y con Inmofiban, una empresa del sector inmobiliario que entró en concurso de acreedores meses atrás con una deuda d 3,68 millones de euros.
