Esta semana su presencia en Cataluña se multiplicará para contrarrestar a los rivales más fuertes en apariencia
Mariano Rajoy ha guardado su artillería pesada para el fin de fiesta. Después de meses de movimientos internacionales y nacionales fuera de los objetivos, el presidente español comienza a recoger los frutos de su estrategia.
Tras una semana en la que ha visto respaldada su idea de una España unida por numerosos dirigentes internacionales (Obama, Merkel, Cameron) y líderes de instituciones, además de por la banca española, llega ahora la semana definitiva, la recta final de la campaña.
«Cabeza fría, mantener la calma y manejar los matices», es la consigna dada por el jefe del Ejecutivo para seguir librando la batalla en Cataluña, según relata el diario El Mundo.
Todavía Rajoy se guarda ases bajo la manga, ya que estaría reservando los mensajes más potentes para el final, con el objetivo de evitar que se diluyan.
Esta semana su presencia en Cataluña se multiplicará para contrarrestar a los rivales más fuertes en apariencia (Junts pel Sí lograría entre 63 y 67 escaños, según las últimas encuestas) tratando de desmontar su mensaje difuso, únicamente basado en la independencia catalana.
Desde el equipo de Mariano Rajoy estiman «imposible» que las presiones económicas no vayan a calar en el electorado catalán, especialmente tras la amenaza de la banca de retirarse de Cataluña en el caso de secesión.
La estrategia económica seguirá capitalizando el discurso del presidente, que recordará a los votantes la inversión económica y los más de 40.000 millones de ayuda que lleva recibidos Cataluña desde el Estado central en los últimos tres años. Junto a este mensaje, el objetivo residirá en desmontar la quimera independentista a golpe de realidad.
Y si todo esto falla, el Gobierno asegura estar preparado para una rápida reacción, apoyado en modificaciones como la aprobada que atañe al Tribunal Constitucional y su nueva capacidad sancionadora para hacer cumplir las sentencias.
