Están que trinan. El anuncio de que Josep Borrell acepta la oferta de Pedro Sánchez para ocupar la cartera de Exteriores, nombramiento que es toda una declaración de intenciones por parte del nuevo presidente del Gobierno, les ha sentado como un tiro a los independentistas, que ponen el grito en el cielo. (Josep Borrell acepta la oferta de Pedro Sánchez y será el nuevo ministro de Exteriores de España).
Al exministro de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente con Felipe González y también exeurodiputado y expresidente de la Eurocámara, lo tildan de «nazi» en las redes sociales, empezando por un cabreado Carles Puigdemont que no se esperaba semejante golpe en sus partes nobles:
Els apologetes en diuen, cofois i pomposos, «un temps nou». Rescatar perfls d’un altre temps que s’han significat en l’escalada de l’odi, és el gest que tenien pensat per enviar-nos un missatge de fraternal desescalada? https://t.co/AuYOm4u1V0
— Carles Puigdemont ? (@KRLS) 4 de junio de 2018
«Los apologetas lo llaman, orgullosos, un tiempo nuevo. Rescatar perfiles de otro tiempo que se han significado en la escalada del odio ¿ese es el gesto que tenían pensado para enviarnos un mensaje de fraternal desescalada?».
Y hasta el propio Gabriel Rufián ha compartido el vídeo que nos ocupa, donde una vez más Borrell deja patente sus principios y sentir con la causa separatista, tantas veces expresada, aunque quizá no de una manera tan contundente y que ha vuelto ahora a abrir heridas: (La asquerosa respuesta del miserable Rufián a Borrell que se le atraganta al PSOE)
Qué vergüenza @sanchezcastejon pic.twitter.com/NxHOVlfitr
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) 4 de junio de 2018
Fue grabado el 16 de diciembre de 2017 durante un mitin del PSC en el barrio de La Torrassa de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), en el que también intervino el candidato socialista a la Generalitat, Miquel Iceta; la alcaldesa hospitalense, Núria Marín; y el número 9 de la lista del PSC por Barcelona, David Pérez.
En el mismo, amén de chotearse de «Mossèn» Oriol Junqueras, al que comparó con un sacerdote:
«Me recuerda al cura de mi pueblo, tienen la misma arquitectura física y mental»,
Borrell recetaba «desinfectar Cataluña, antes de «coser heridas».
De poco sirvió el que matizara poco después la frase de marras:
«Yo no he dicho que hay de desinfectar a Cataluña, lo que hay de desinfectar es la herida que tiene. Si no la limpiamos, tendrá efectos dramáticos».
El jarabe de palo ya está en camino.
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