Guardias civiles represaliados del felipismo

Decía Cicerón que la verdad se corrompe no sólo por la mentira sino por el silencio

Guardias civiles represaliados del felipismo
La Comisión de la Verdad

El silencio del PSOE revela la lucha silenciada de unas victimas del felipismo, que continúan buscando justicia hasta nuestros días. Y entre ellas, los guardias civiles expulsados por solicitar derechos amparados en la Carta Magna. El silencio refleja el nulo interés.

El felipismo no desapareció con la derrota electoral de 1996 y a pesar de la corrupción, a pesar de la pérdida de confianza social. Felipe González impuso la hoja de ruta de la renovación de su partido apoyado en el aparato de su partido, hizo unas primarias preparadas para que Joaquín Almunia tomara el relevo, si bien sorprendentemente las gano Borrell, convirtiéndose en receptor de continuas agresiones por el aparato del partido tuvo que renunciar. Historia toda conocida.

Craso error del PSOE que aun tardaría años en darse cuenta, y es que parece ser una táctica habitual de los que dirigen los partidos políticos continuar su mandato en la sombra con la elección de sucesor y agenda política. Consecuentemente, malos resultados electorales y sociales, al primar su vanidad al pensar en clave de intereses personales en vez de en clave de partido, y menos de país. Una renovación real y creíble de un partido político puede suponer su recuperación social y pasa sin duda por eliminar la corruptela y la endogamia que suelen generar casi todos los partidos políticos.

La derrota de Rubalcaba en las elecciones generales de 2011 constituyó en aquel momento el peor resultado electoral del PSOE a nivel nacional desde la llegada de la democracia. Su no dimisión y atrincheramiento en el cargo tuvo consecuencias nefastas para su partido. Su carrera política debería haber concluido el mismo día en que enterró para siempre su credibilidad al negar, como portavoz del Gobierno felipista, la existencia de los GAL, pero sabido es Spain is different y la calidad de nuestra democracia deja bastante que desear. Camaleónico, se le ha llamado maquiavélico, quizá el último felipista de peso.

El felipismo fue la etapa de mayor persecución, azote, represión y castigo de los guardias civiles que clamaban por sus derechos. Parece que al Gobierno de España no le importan los guardias civiles expulsados por solicitar derechos amparados constitucionalmente, como tampoco le importa resarcir tal perjuicio. La protección de la democracia y de los derechos individuales y colectivos se demuestra con hechos. Abogo a que este Gobierno sea sensible ante tal causa, manifieste la voluntad política, y los guardias civiles José Morata, Manuel Rosa y José Luis Piñeiro (Linde Falero a título póstumo) obtengan el reingreso en donde nunca debieron ser expulsados y se cierre definitivamente una deuda de la democracia española.

Contra el silencio y el olvido, libertad.

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