EL GOBIERNO SOCIAL-COMUNISTA DE ESPAÑA SE FOTOGRAFIA CON LOS GOLPISTAS Y PACTA CON TERRORISTAS

Pedro Sánchez infiltra un chavista en el CNI y un partidario de la cartilla de racionamiento en Consumo

No estamos seguros de que el socialista Pedro Sánchez ande insomne, que sería su estado lógico a tener de lo que decía en campaña electoral sobre los chavistas de Podemos, pero lo que parece evidente es que España está sonámbula.

O atontada, porque la ciudadanía apenas reacciona y nos estamos jugando el futturo.

La reunión de la mesa de desguace de España que ha organizado este 26 de febrero de 2020 Sánchez en La Moncloa, con la única meta de que los separatistas le sellen sus presupuestos a cualquier precio, es un engendro inaceptable y debe ser denunciada con énfasis.

Hace solo dos años, un disparate así, que orilla todo nuestro sistema institucional, habría provocado un enorme escándalo social y mediático. Pero la sociedad española está adormilada, bien mecida por una eficaz propaganda a través del cuasi monopolio televisivo del «progresismo».

Como recuerda Liberal Enfurruñada en OKdiario, la obsesión de Pablo Iglesias por controlar el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es una constante desde que en 2008 Hugo Chávez le diera más de 7 millones de euros a través de la fundación CEPS para “que en España puedan crear consensos de fuerzas políticas y movimientos sociales, propiciando en ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano”, lo que le permitió fundar su propio partido político personal poco después y llegar a vicepresidente del Gobierno de España.

Sus competencias ministeriales nada tienen que ver con los servicios de inteligencia, sino que están relacionadas con los Derechos Sociales y la Agenda 2030, y de él dependen los Ministerios de Igualdad, Trabajo, Universidades y Consumo, carteras para las que ha designado a la madre de sus hijos, al chekista Alberto Garzón y a dos podemitas de medio pelo más.

El 22 de enero de 2016, cuando Sánchez negociaba un posible pacto para ser investido tras las elecciones de diciembre de 2015, Iglesias dio una rueda de prensa en la que exigió puestos clave del Gobierno entre los que se encontraba, precisamente el Centro Nacional de Inteligencia. Pedro Sánchez se echó las manos a la cabeza y le hizo a Susanna Griso aquellas declaraciones en las que le dijo que «España no se merece el cambio que me está proponiendo Podemos, con Iglesias como vicepresidente y controlando el CNI y con el apoyo directo o indirecto de los independentistas».

Pero la palabra del doctor Cum Fraude vale menos que el cenicero de una moto y dos meses después de asegurar “que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país que tampoco se sentirían tranquilos” teniendo en un Gobierno de coalición a personas «de la confianza» de Pablo Iglesias, tardó 48 horas en llegar a ese acuerdo de coalición que antes de las elecciones le quitaba el sueño.

Y ahora le entrega el control del CNI.

La Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia es el organismo que supervisa y regula los trabajos del CNI proponiendo al presidente del Gobierno sus objetivos anuales, realizando el seguimiento y evaluación del desarrollo de los mismos y velando por la coordinación de los servicios de inteligencia y los servicios de información de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, de la administración civil y militar.

Hasta hora formaban parte de esta comisión los ministros de Presidencia, Asuntos Exteriores, Defensa, Interior y Economía por lo que está totalmente fuera de lugar que un vicepresidente con competencias en Derechos Sociales y ecologismo forme parte de la misma si no fuera por estar Pablo Iglesias patrocinado por quien lo está.

A no ser que a la vicepresidenta del narco dictador venezolano Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, le interese contarlo, parece difícil que lleguemos a saber la verdad del contenido de sus conversaciones con el trolero ministro Ábalos, hace un mes en el aeropuerto de Barajas. Ni mucho menos del de las 40 maletas que se descargaron de su avión sin pasar ningún control de seguridad.

Pero está claro que el cambio de criterio de Pedro Sánchez está relacionado con esa conversación y con esas maletas.

El CNI controlará la información que está aflorando sobre los pagos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay e Irán a Podemos y el chavista Pablo Iglesias supervisará, coordinará y evaluará todos esos datos.

La Seguridad Nacional está en juego, la colaboración con los servicios de inteligencia de nuestros aliados resulta fundamental para la lucha contra el terrorismo internacional y se va a ver comprometida por la presencia en el CNI de alguien de quien hay sobrados indicios para no fiarse.

Cualquier secreto que los servicios secretos de EEUU compartiesen con los españoles sería inmediatamente conocido por Nicolás Maduro.

La responsabilidad de cualquier tragedia que no pueda ser evitada recaerá íntegramente sobre Pedro Sánchez.

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