El coronavirus afecta al más rancio feminismo de Yolanda Díaz "Como son conscientes ustedes y ust...todas ustedes":

LA MINISTRA DE TRABAJO FEMINIZA HASTA UNA CRISIS VÍRICA

Yolanda Díaz y su esperpento feminista a cuenta del coronavirus: «Como ya saben ustedes y ust… todas ustedes»

Arturo Pérez-Reverte ya lo predijo en 2012: "Tienes que transigir con que analfabetas indocumentadas te digan, nos digan a todos, cómo escribir y cómo hablar"

Hay políticos a los que no se les puede dejar solos porque en cuanto ven una alcahofa allí que se lanzan a soltar su verborrea y acaba pasando lo previsible, que meten la pata hasta el corvejón.

Y si por un casual pegan una frenada de burro antes de caer al precipicio, tampoco escapan al escrutinio de unas redes sociales que son expertas en detectar la cazurrada del día.

Eso es lo que le ha sucedido a la titular de Trabajo del Gobierno de España, la podemita Yolanda Díaz, a la que cogieron por banda los periodistas para ver qué medidas laborales tenía previstas su departamento con la crisis creada con el coronavirus.

Sumen a esto que estamos en plena semana de los actos del 8-M, del Día Internacional de la Mujer, y encima con las de Unidas Podemos tratando de arrancarle el emblema feminista a la parte socialista del Ejecutivo, el caldo de cultivo para meter el gambazo estaba servido:

Estamos hablando de, eh, bueno, de una enfermedad que es contagiosa y, por tanto, para una democracia, este es el bien más principal. Y, en este sentido, los demás bienes están sujetos, insisto, como son conscientes ustedes y ust… Todas ustedes, están sujetos a lo principal.

ARTURO PÉREZ-REVERTE YA PREDIJO LA QUE SE AVECINABA

El académico Arturo Pérez-Reverte ya se veía venir hace ocho años, en 2012, la que se le avecinaba a esta sociedad con el tema del feminismo o feminazismo en vena.

En febrero de este año escribía cosas de esta guisa:

Alguien (que sepa) debería explicar,alguna vez,por qué criticar la estupidez ultrafeminista radical te convierte automáticamente en misógino. O sea, o tragas cuanto se les ocurra, o eres un repugnante machista… Hablábamos de feminazis… No de feministas normales, de infantería. Sino de feminazis y sus mariachis. Conviene matizarlo, porque a mucho imbécil e imbécila le gusta mezclar las cosas.

Añadía que:

Si no asumes la estupidez de las talibanas ultrarradicales, eres un reaccionario y un machista. Como dice la simple de la Rahola. Que, como dije alguna vez, pasó de la política al periodismo sin haberse duchado. Y sigue sin ducharse.

Pero claro. Pones en peligro el discurso general. Las subvenciones oficiales y el cuento de los que viven algunas caraduras. Esos cursos (subvencionados) sobre urbanismo de género. Esos proyectos (subvencionados) para visibilizar miembras. Etcétera.

Tenía claro que los primeros que se iban a sumar a la causa eran los políticos por una cuestión de rédito electoral:

Esos políticos y rectores acojonados o sinvergüenzas que ponen el ojete a sabiendas, por un voto o por no complicarse la vida. Esos catedráticos, lingüistas y filólogos cobardes que saben, pero callan y aceptan. No los llamen algo feo. Esos (algunos) académicos colegas míos de la RAE que dentro lloran pero fuera se callan para que nadie los meta en debates incómodos.

Precisaba Reverte que:

Da lo mismo que defiendas lo que debes defender, que aplaudas el feminismo racional y razonable. Que defiendas el sentido común y te burles de la estupidez. La estupidez que perjudica los asuntos realmente importantes. Las urgencias de la condición de la mujer que de verdad deben ser resueltas. Pero claro. Poner el peligro el negocio (el sueldo a fin de mes) de mis primas las pone como fieras.

No dudaba en tachar de indocumentadas a esas que han hecho del feminismo su sectaria bandera:

Tienes que transigir con que analfabetas indocumentadas te digan, nos digan a todos, cómo escribir y cómo hablar. Tienes que aplaudir hasta la última estupidez que se le ocurra a cualquier tonta del folifofó. Si no, te salta la jauría. La jauría y los imbéciles de buena fe, mas los que aprovechan para meter la navaja, a ver si de paso ajustan cuentas. Menos mal que la jauría te hace pasar buenos ratos echando pan a los patos. Y a las patas. Anda y que les den a todos y a todas.

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