Apretar los cinturones. Esa es la misión que ha encargado el gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias a todos los españoles. Sí, a todos, menos los que están en el gobierno. El PSOE y Podemos no están dispuestos a poner en riesgo sus beneficios políticos y dejan fuera de la mesa de negociación toda opción de supresión de los impuestos y, como era de esperar, de reducir sus sueldos. Mucho menos un ERTE político similar al de Italia y realizar una eliminación de aquellos cargos que no sean fundamentales para gestionar el estado de emergencia.
Justamente el día que comienza la declaración de la renta 2019, la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, afirmó que resulta imposible que se tomen medidas como la suspensión de la recaudación de impuestos como el IRPF. ¿El motivo?, que España necesita esos ingresos porque «los gastos públicos no desaparecen». Sin embargo, se trata de una afirmación con una importante manipulación oculta.
Desde medios afines al gobierno, como laSexta, indican que dicho dinero termina en las manos de los sanitarios y de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero no dicen que también terminan en los altos sueldos que cobran los políticos. Esos que, lejos de dar el ejemplo, no han realizado siquiera el amago de proponer una reducción salarial como sí han realizado algunos empresarios o deportistas de élite.
Sueldos de casta
Al parecer, socialistas y comunistas no están dispuestos a ver su nómina reducida bajo ninguna situación, siquiera en una crisis sanitaria como la generada por la pandemia del coronavirus. Sin embargo, hay quienes buscan ocultar dicha realidad y confundir a los españoles. Así se puede ver en las declaraciones de Irene Montero realizadas este 1 de abril en Espejo Público, donde fingió estar a favor de una reducción salarial dentro de la política: “¿Cómo no me va a parecer una buena idea si nosotros lo hacemos de forma habitual y no solamente con una situación de emergencia?».
Sin embargo, la ministra de Igualdad obvió que su esposo Pablo Iglesias es justamente el propulsor de una reforma interna en Podemos que les permitirá eliminar el techo de los tres salarios mínimos y que, además, interpone un gran número de excusas para reducir las donaciones obligatorias (casualmente viéndose beneficiado por la mayoría de ellas). Además, en la entrevista convirtió su apoyo a una reducción de sueldo en una búsqueda de captar más recursos a través de los impuestos.
«También creo que es muy importante que recordemos que existe un mecanismo socialmente para que las personas que más tienen sean solidarias con las que menos tienen, y eso son los impuestos», afirmó. Un claro mensaje del interés que tienen por sacar del sector privado y de las grandes fortunas españolas los recursos que no están dispuestos a poner personalmente.
Otros ingresos en el chalet
Los beneficios que percibe Pablo Iglesias no se limitan a su sueldo de ‘casta’ que recibe como vicepresidente. Es importante recordar que se suman las dietas e indemnizaciones propias de su cargo, según lo establecido en el propio reglamente del Congreso. En este sentido, a su salario de 77.991,72 euros al año hay que sumar otros 879,29 euros al mes en concepto de manutención, alojamiento y desplazamientos.
Lejos de ser los únicos ingresos de un “austero” Pablo Iglesias, el exasesor del chavismo también recibe el dinero proveniente de los derechos de autor de sus obras publicadas. Una cantidad a la que, antes de aceptar la vicepresidencia segunda, también se sumaban los que recibía por protagonizar los programas ‘Fort Apache’ y ‘Otra Vuelta de Tuerka’, dos proyectos a los que tuvo que renunciar para cumplir con el artículo 98 de la Constitución, donde se regulan las incompatibilidades de los miembros del gobierno.
La salida de la televisión ha supuesto un ‘palo’ para la fianzas de Iglesias, quien en una de sus últimas declaraciones de bienes y rentas desvelaba que sus ingresos como presentador y escritor ascendieron a 41.211 euros netos en el último ejercicio presentado (otros 3.434 euros al mes).
Lejos de renunciar al lujo que ofrece el poder político, Pablo Iglesias está anhelando que se pueda controlar la crisis por el coronavirus y celebrar cuanto antes el congreso de su partido, donde eliminará las trabas económicas a su enriquecimiento y, al mejor estilo bolivariana, destruirá la traba democrática que le impedía seguir en la cabeza de Podemos a favor de una alternancia política.