El avión español, que venía de China, es retenido por las autoridades otomanas para quedarse con el material sanitario pagado con dinero autonómico

Turquía le manga 150 respiradores a España y la ministra de Exteriores solo musita: «Hasta aquí hemos podido llegar»

Cachondeo en las redes sociales: "Si Turquía no nos manda los respiradores nosotros no les mandamos más calvos"

Turquía le manga 150 respiradores a España y la ministra de Exteriores solo musita: "Hasta aquí hemos podido llegar"
Arancha González Laya.

¿En qué manos estamos los españoles?

Desde luego, si tenemos que fiarnos de la ministra de Exteriores, esa especie de señorita Rottenmayer llamada Arancha González Laya, es como para echarse a temblar.

La máxima responsable de la diplomacia de nuestro país va de charco en charco y el pringue que va soltando por donde quiera que va resulta indisimulable.

El último esperpento de esta política designada para defender los intereses de España en el extranjero resultaría cómico si no fuese por la gravedad del asunto.

España, una de las naciones más golpeadas por la crisis del coronavirus, con más de 11.000 muertos y alrededor de unos 120.000 contagiados, se ha visto pillada en bragas a la hora de plantarle cara a la pandemia.

Después de todas las advertencias hechas al Ministerio de Sanidad por parte de la Unión Europea y de la Organización Mundial de la Salud para que España se pertrechase de material sanitario, en especial guantes, mascarillas, equipos de protección individual, tests y respiradores, el responsable de la salud nacional, Salvador Illa, despreció los avisos…hasta que pasó el 8-M.

Ahora todo son prisas, apuros y una descoordinación que provocó, por ejemplo, una compra masiva de pruebas para detectar casos de COVID-19 que resultaron menos fiables que un petardo mojado.

Pero lo peor ha venido con la falta de respiradores. Ahora toca rastrear el planeta en busca de empresas que vendan estos aparatos y, amén de la escasez, luego está toparte con países de dudosa reputación como Turquía. Si a esto se le une la impericia de la señora González Laya, ¿qué podría salir mal?

UN MANGAZO EN TODA LA CARA

Deportivamente, se suele decir que lo peor de perder no es la derrota en sí, sino la cara de gili… que se te queda.

Pues ese rictus es el que se le quedó en la tarde noche del 3 de abril de 2020 a la ministra de Exteriores del Gobierno de España cuando tuvo que explicar en rueda de prensa lo que había sucedido con el avión retenido en Turquía con material sanitario, entre los que iban 150 respiradores para comunidades como Castilla-La Mancha y Navarra.

La aeronave, que venía desde China, hizo una escala en el país otomano y los turcos, pillos como ellos solos, se las han ingeniado para mangar en la cara de España esos respiradores alegando que la prioridad es salvar a los propios enfermos turcos y que el avión no va a despegar de Turquía mientras no entregue esos aparatos.

Obviamente, lo lógico era esperar del Gobierno de Pedro Sánchez una respuesta airada, una llamada a consultas del embajador turco en España. Pero no, la reacción de la ministra deja bien a las claras la calidad de los que tienen que defender los cuartos patrios.

Arancha González Laya, después de reconocer que había hablado hasta en tres ocasiones con su homólogo turco, soltó un cansino:

Hasta aquí es donde hemos podido llegar.

LAS CRÍTICAS DE EMILIANO GARCÍA-PAGE

Lo que este robo de material, revestido de retención por parte de los progres de turno, porque además hay quien cree aún que Turquía acabará devolviendo la mercancía, sirve para ver de nuevo la cara más reivindicativa y hasta crítica con el Ejecutivo sanchista del presidente de una de las comunidades más afectadas por este hecho.

Emiliano García-Page, máximo mandatario de Castilla-La Mancha, ha exigido una reacción contundente al Gobierno de España, una respuesta diplomática en toda regla ante lo que él considera que se trata de unos hechos que rozan lo delictivo.

Y tiene razón el líder socialista manchego. El problema es que ya puede esperar sentado a que aparezca Don Quijote para desfacer el entuerto, porque esperar fortaleza y firmeza del Ejecutivo sanchista y de su ministra de Exteriores es como pensar en pajaritos preñados.

El problema, más allá de los tres millones de euros desembolsados por la administración castellano-manchega, es la acuciante necesidad que tienen los centros hospitalarios, desbordados por completo y con esa falta tangible de instrumentos y aparatos.

Y no hace falta recordar que en Castilla-La Mancha se encuentra el ‘Wuham‘ español, Tomelloso, en Ciudad Real, con 200 fallecidos por el coronavirus.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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