Es el gran problema del presidente del Gobierno español, su nulidad a la hora de cuidar los intereses patrios.
Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer, ha piado más de la cuenta y ha conseguido que un jugoso contrato al que aspiraba Navantia para la Armada de los Estados Unidos se haya hundido.
Está claro que el ‘okupa’ de La Moncloa no sabe aún con quién se juega los cuartos. Ponerse chulo frente a los norteamericanos no suele ofrecer réditos y mucho menos si el que está al frente de la Casa Blanca no es otro que Donald J. Trump.
Tal y como cuenta Pelayo Barro en Okdiario, los astilleros españoles están que trinan por la actitud de un presidente, Sánchez, que les ha hecho perder o, mejor dicho dejar de ganar alrededor de unos 18.000 millones de euros.
Prácticamente era un hecho que Navantia iba a encargarse de la construcción de unas 20 fragatas para la Armada norteamericana, pero al final la empresa que se ha llevado el contrato fue la italiana Fincatieri.
Los motivos que han llevado a la Administración Trump a adoptar esta decisión se mueven más en la órbita del comportamiento político de Sánchez que en la propia oferta hecha por los astilleros españoles.
GESTOS IMPERDONABLES
Evidentemente, al igual que ya pasara con el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) cuando el ahora expresidente tuvo la osadía de hacer desplantes a los Estados Unidos, siendo aún líder de la oposición, sentándose al paso de la bandera de ese país en un desfile de las Fuerzas Armadas en Madrid, Sánchez parece que tampoco quiere relación alguna con la Casa Blanca.
En mayo de 2019, Pedro Sánchez retiró por su cuenta y riesgo la fragata de la Armada española ‘Méndez Núñez‘ del Grupo de Combate del portaaviones ‘Abraham Lincoln’ en un momento de grandes tensiones entre Estados Unidos e Irán.
Esta decisión colmó la paciencia de Donald Trump, harto de los incumplimientos del Gobierno socialcomunista, y pese a reconocer que la oferta de Navantia estaba más cualificada que la del competidor transalpino, lo cierto es que ha pesado más en la decisión esos gestos de Sánchez contra los Estados Unidos.
Porque además los actuales dirigentes que habitan en La Moncloa se han dedicado en cuerpo y alma a torpedear todos y cada uno de los acuerdos que Mariano Rajoy alcanzó con la Administración estadounidense, especialmente en lo que se refiere a la partida anual aportada a la OTAN.
Trump entiende que Sánchez no está por la labor de cumplir los acuerdos firmados, entre ellos el de reservar el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en partidas destinadas a defensa, que es el porcentaje que tanto la Alianza como Washington consideran lo ‘mínimo’ para cada uno de los aliados. Sin embargo, el gasto real nacional no llega al 1%. Es el más bajo de toda la OTAN, junto a países sin apenas ejército como Luxemburgo.
De hecho, Trump, en diciembre de 2019, en una cumbre de la OTAN en Londres, optó por dejar fuera a España de las reuniones de alto nivel que no estaban contempladas en la agenda oficial.
Y lo cierto es que en el sector de los astilleros españoles no dudan de que esa política de desaires de España a los Estados Unidos tiene luego su precio a pagar, tal y como una fuente digna de todo crédito revela a Okdiario:
En este tipo de contratos la política es una parte clave de las decisiones. Manda la Casa Blanca por encima de cualquier condicionante técnico. Ya puedes presentar la mejor oferta en términos de avance tecnológico o incluso ventajosa en lo económico, que si las cosas no andan bien en cuanto a relaciones diplomáticas, el contrato no va a prosperar