Otro varapalo para el propagandístico Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez.
El presidente del Ejecutivo español, que vive por y para la imagen, en especial para darse pote cada fin de semana, ha visto como desde el corazón de Europa le han lanzado a la periferia con motivo de un gran proyecto de la fabricación masiva de la vacuna contra el coronavirus.
Lo que ya se conoce como el ‘club de los 4’, Francia, Alemania, Italia y Países Bajos, han formalizado una Alianza Inclusiva por la Vacuna para consolidar poder de negociación con las compañías farmacéuticas que trabajan con las iniciativas más prometedoras y aumentar la capacidad de fabricación y su coordinación para obtener dosis en el menor tiempo posible.
El objetivo es poner sobre la mesa a investigadores y fabricantes importantes ayudas públicas a cambio de garantías de acceso masivo a la vacuna en la Unión Europea cuando se logre y no tener que depender en exclusiva de las investigaciones llevadas a cabo en China o en Estados Unidos.
Dicen los gobiernos de esos cuatro países que:
La alianza está trabajando duro para explorar las iniciativas de desarrollo de las vacunas prometedoras con el fin de garantizar suficientes vacunas contra el coronavirus para los países de la UE y más allá. Este trabajo conjunto nos sitúa en mejor posición para lograr resultados rápidos y óptimos en las discusiones con los actores clave de la industria farmacéutica.
Obviamente, y mirándonos el ombligo, ¿por qué no está España en ese proyecto tan ambicioso como vital? La respuesta es que nuestro país no puede participar en este cónclave europeo porque carece de un bien que de cara a la crisis del coronavirus se ha convertido en una infraestructura primordial: una fábrica de vacunas dentro de nuestras fronteras.
Y lo cierto es que en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero se pudo contar con un centro de esas características.
La farmacéutica Rovi tenía el proyecto de construir en Granada una fábrica de vacunas de la gripe para humanos en la que la multinacional suiza Novartis ponía la tecnología necesaria. Pero la crisis provocó que el proyecto embarrancara.
Lo que resulta evidente es que la crisis sanitaria provocada por el coronavirus y el impacto económico que genera la única solución eficaz hallada hasta ahora, el confinamiento y el aislamiento de la población, obligan a que sea necesario producir miles de millones de vacunas en un tiempo récord.
Se trata de un esfuerzo sin precedentes para el que las alianzas internacionales y empresariales serán fundamentales, sobre todo para reducir plazos, puesto que la fabricación de una vacuna puede durar entre tres y seis meses.
