Las ha pasado canutas para defender a la Policía Nacional y a la Guardia Civil del descarnado ataque de una diputada del partido de Gabril Rufián.
Marta Rosique, de ERC, ha aprovechado su pregunta al Gobierno, concretamente al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para intentar dar la imagen de unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se comportan como unas auténticas racistas.
La parlamentaria, en su turno de exposición inicial, subrayaba que:
Lucrecia Pérez, Ilias Tahiri, Mmame Mbaye, Idrissa Diallo, las quince personas en el Tarajal o las personas muertas en el Mediterráneo, son víctimas de un racismo y una xenofobia asesina. En Estados Unidos, también en Europa, y en el Estado español. Detrás de estas muertes encontramos miles de detenciones injustificadas en el metro, miles de devoluciones en caliente, encarcelamientos en los CIES, identificaciones raciales reconocidas hasta por el relator de la ONU, leyes y actitudes institucionales xenófobas que tratan a las personas migrantes y a sus hijos como si fuesen delincuentes en vez de personas.
Insistía Rosique en que:
Sí, creo que existe racismo institucional, y borrar esta idea del Diario de Sesiones lo invisibiliza y lo perpetúa, en tanto que no se puede combatir aquello que no existe. Igual que la violencia machista no se pudo enfrenta hasta reconocer que existe un sistema patriarcal y machista, no podremos afrontar la violencia racista hasta reconocer que existe un sistema racista que lo ampara
Y concluía su primer turno de intervención con la preguntita de marras:
Porque un policía con una porra y una ley mordaza que le ampara, que sea racista, acaba siendo más peligroso que otros. Ahora con la intención propositiva de defender los Derechos Humanos tengan el origen que tengan, ¿Considera el Gobierno español que se deben tomar medidas para evitar el racismo en el ámbito de la seguridad?
Lo lógico hubiese sido que Grande-Marlaska saliera a morder ante tamañas acusaciones, pero se quedó a medio camino.
¿Negó la mayor? Sí, pero al final acabó concediendo un cierto ‘triunfo’ a Rosique al reconocer que hacía falta cierta formación en este punto:
Por supuesto que se puede hacer algo más. Se puede y se debe hacer mucho más mientras haya actos de discriminación en la calle, de discriminación institucional. Pero le vuelvo a decir que algo anecdótico. Pero tenemos que seguir trabajando en la formación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en la formación de los diputados, de los senadores, de los profesores, de los alumnos, en crear valores, en crear eso que todos denominamos ética pública.
Lo peor fue que, tal y como funciona la mecánica de las preguntas parlamentarias, con unos minutos tasados para que dé tiempo a preguntar-repreguntar y que el interpelado responda y, de ser necesario, replique por segunda vez, la diputada de Esquerra tuvo el tiempo suficiente para, antes de que Meritxell Batet, la presidenta del Congreso, diera por finalizado el tiempo para esta cuestión, dejar su mensaje:
Señor ministro, no le acuso de ser el único responsable del racismo institucional, le estoy pidiendo que reconozca…
Y ahí cortó Batet para dar paso a otra pregunta.
