LOS PRINCIPIOS DEL PODEMITA SE HAN IDO POR EL DESAGÜE DE LA PISCINA DEL CASOPLÓN DE GALAPAGAR

‘Incoherencias Iglesias’: rechaza la ley anticorrupción de Ciudadanos que sí apoyó en la oposición

El editorial de ABC, contundente contra el vicepresidente segundo del Gobierno: "Es el mejor exponente del cinismo en política "

'Incoherencias Iglesias': rechaza la ley anticorrupción de Ciudadanos que sí apoyó en la oposición

«Haced lo que diga y no lo que haga».

Esa es la divisa de uso habitual de los comunistas, aunque también pueden servirles principios bíblicos como aquel que reza que «no es lo mismo predicar que dar trigo».

Y Pablo Iglesias es de esos políticos a los que predicar se le da de miedo, pero luego, cuando hay que pasar de la teoría a los hechos, cambiar de color como el camaleón.

Solo así se entiende que el vicepresidente segundo del Gobierno, en un giro de 180 grados, le haya dicho nones a la ley anticorrupción que ha puesto sobre la mesa la formación de Inés Arrimadas.

En Ciudadanos se han quedado literalmente perplejos con la respuesta de un Iglesias que hace no mucho, en los debates electorales de 2019, decía cosas de este calibre para, precisamente, impulsar una legislación que atajase esas prácticas corruptas en el ámbito de la política:

La corrupción no es un delito común, es una forma de gobernar.

El partido naranja tacha de «vergüenza» la postura de los de Iglesias y lo reflejan con una frase contundente:

Nos podíamos esperar esto del PSOE, pero no de Unidas Podemos.

La excusa alegada para darle calabazas a Ciudadanos es que se trata de una propuesta antigua y sin actualizar, que además no protegía a la figura de quien alertara sobre presuntas prácticas corruptas.

En definitiva, todo palabrería hueca porque en realidad se podía haber mejorado esa proposición del partido de Arrimadas durante su tramitación.

Pero el Gobierno socialcomunista ha optado por abortarla desde la raíz. Y llama poderosamente la atención que Unidas Podemos se haya opuesto con todas sus fuerzas.

Tal y como reza el editorial de ABC de este 20 de junio de 2020, lo que ha hecho Unidas Podemos:

Es el mejor exponente del cinismo en política toda vez que no solo se presentó como un partido antisistema y regenerador frente a la «casta corrupta», sino que hace tres años, cuando Ciudadanos planteó una iniciativa idéntica, Iglesias la elogió. Hoy es el vicepresidente de un Gobierno que clausura el portal de Transparencia, ficha a amigos para cargos públicos, adjudica contratos a dedo, designa ministra a su propia pareja y oculta toda su labor en La Moncloa. Iglesias representa ahora todo lo que antes odiaba y además, en su indignidad, está encantado. Por eso no va a dar ninguna baza a la investigación de la corrupción, y menos aún a Ciudadanos.

Y añade que Iglesias está disfrutando también de la protección de la Fiscal General del Estado, la misma a la que en su momento fustigó por las famosas grabaciones del comisario Villarejo, pero a la que hoy considera una persona respetable:

Aferrado a su escaño de vicepresidente como una lapa, ya hasta disfruta de la protección de la Fiscalía General del Estado –¡qué menos podría esperarse de Dolores Delgado!– para evitar que un juez investigue si pudo cometer diversos delitos destruyendo pruebas de un proceso penal en el que pretendía engañar a la Justicia. Iglesias ya no es un dirigente reconocible y coherente, sino un falsario traidor a sus ideas y a su electorado. Los regeneradores de la vida pública, los reinventores de la democracia participativa para enterrar la representativa, los asamblearios del comunismo más anacrónico en definitiva, se comportan como lo que son: ególatras aprovechados, anclados al mismo sistema político que dicen despreciar porque su poder, sus sueldos, sus prebendas y sus coches oficiales ya son irrenunciables.

Y si es obsceno que Iglesias pretenda poner a todo el aparato del Estado a su servicio, es más lamentable aún que parezca estar consiguiéndolo. La Fiscalía no solo quiere arroparle para protegerle del chantaje que cometió sobre una excolaboradora de Podemos, sino que ahora exige que la Abogacía del Estado acuse de un delito de odio al hombre que ha simulado dispararle en una galería de tiro. Pronto olvida Iglesias a cuántas personas ha guillotinado él virtualmente. Es insultante. Más odio que el traído a nuestra democracia por Iglesias va a ser imposible encontrar.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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