Pedro Sánchez está disfrutando de unas suntuosas vacaciones, mientras España sufre nuevamente ante el cornavirus.
Somos el país que más rebrotes sufre de toda Europa, a pesar de ser de los más golpeados por la primera ola de la pandemia.
Los brotes activos ascienden de forma acelerada, ya son más de 580, con más de 6.900 personas contagiadas, según el último balance del Ministerio de Sanidad. El despacho de Salvador Illa contabiliza 854 focos desde que finalizó el estado de alarma, con más de 6.900 personas infectadas.
La pregunta del millón es, por qué esto sucede si tuvimos un estado de alarma prorrogado más de 6 veces, desde el 14 de marzo al 21 de junio, casi tres meses de mandato libre para Pedro Sánchez, que por cierto quería –y aún quiere– más.
Yo creo que si en Aragón tenemos la peor situación de rebrotes en Europa será porque Ayuso ha venido a veranear aquí o algo, porque PSOE y Podemos nunca son responsables de nada. pic.twitter.com/orLb10Thvy
— Pastrana (@JosPastr) August 4, 2020
En Periodista Digital enumeramos las 100 barrabasadas del Gobierno en este período, pero el asunto va más allá.
No solo solo se trataba de cuarentena y desescalada, ni de propaganda o la importancia de la entrada de Pablo Iglesias en el CNI.
Lo medular era cómo adaptarnos a una nueva circunstancia y a las normas que nos llevarían a mantener la atención ante un peligro que sigue allí.
«Cuando se establece una norma nueva que requiere un esfuerzo y una consciencia importantes, así como una activación sostenida de la idea de peligro, hay que poner inmediatamente sanciones. El problema es que los españoles pueden ir por la calle sin mascarillas y no les pasa nada», afirmó Armando Rodríguez, catedrático de la Universidad de La Laguna y vicepresidente de la Sociedad Científica Española de Psicología Social (SCEPS) a la periodista Alicia Cruz de El Mundo.
Lo único que dejaron Sánchez y sus «expertos» –y a regañadientes– fue una normativa que obligaba a utilizar mascarillas, «cuando no sea posible mantener la distancia interpersonal de 2 metros» y además sin castigo para el que no la utilice. Quedó publicada en el BOE-A-2020-5142.
Para este psicólogo, el asunto no está en las decisiones políticas en España, que incluso van de la mano con las de otros países europeos, sino los incentivos para que las personas las cumplan, estos determinan la respuesta: «Cuando éstas no favorecen la conducta quiere decir que están mal explicadas o que saltárselas no tiene consecuencias«.
«Hasta que no se empleen medidas coercitivas, no seremos capaces de asumir la responsabilidad. Somos el país de Europa con más rebrotes cuando hemos sido uno de los que más han sufrido», añade el politólogo Pedro Villanueva.
De acuerdo con José Antonio Llosa, psicólogo social, el miedo que se sufrió durante el estado de alarma se esfumó, en gran medida por la inexistencia de una cultura de participación ciudadana en las decisiones, algo que no se promovió desde el Ejecutivo.
A esto, María Elena Nogueira Joaquín, profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid, añadió un conjunto de elementos como la llegada del verano, las informaciones del aplanamiento de la temida curva de contagios y el freno del número imparable de víctimas fatales.
Por esto, según dijeron estos expertos, que han tomado en cuenta las particularidades de España para su análisis, no puede hablarse de «la inconsciencia de la gente».