El vídeo no tiene el menor desperdicio y da fe de la permeabilidad ideológica de la tropa de la que se ha rodeado Pedro Sánchez.
Resulta evidente que, empezando por el propio presidente del Gobierno de España, que juega siempre a dos, a tres o a las barajas que le hagan falta, no se puede pedir al resto de su equipo que tenga coherencia.
Pero aun así supone todo un festival de la hilaridad observar el enfado de todo un ministro de Consumo como el podemita-comunista Alberto Garzón ponerse cual bicho del pantano porque el Rey Felipe VI llamase al presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, para transmitirle sus felicitaciones y, de paso, hacerle saber que a él le hubiera gustado estar en el acto de entrega de nuevos despachos celebrado en Barcelona.
La posición de una monarquía hereditaria que maniobra contra el Gobierno democráticamente elegido, incumpliendo de ese modo la constitución que impone su neutralidad, mientras es aplaudida por la extrema derecha es sencillamente insostenible.
— Alberto Garzón? (@agarzon) September 25, 2020
De hecho, Garzón ya venía bastante quemado por las palabras expresadas en la Escuela Judicial por Carlos Lesmes:
Nuestro lamento no solo obedece al hecho de que se rompe con una tradición de más de 20 años, sino también, y sobre todo, porque la presencia de Su Majestad el Rey, del Jefe del Estado (…) sirve además para resaltar la dignidad de nuestra función. Reiterando nuestro pesar por lo sucedido, y sean cuales sean las circunstancias que lo han motivado, expresamos nuestro firme deseo de que Su Majestad el Rey pueda seguir alentando a los nuevos jueces.
El problema para el titular de la cartera de Consumo es que sus ataques a la monarquía y más en concreto al Rey Felipe VI han hecho rescatar de la vídeoteca unos memorables 20 segundos en los que, precisamente, no se le vio con cara de asco a la hora de tener que jurar frente al soberano español su cargo como ministro.
El vídeo se ha hecho viral y en él se observa a un Alberto Garzón que tiene que humillarse ante el monarca con tal de poder sentarse en un mullido sillón de cuero repujado y trabajar sobre una mesa de maderas nobles así como tener a su disposición una tropa de asesores a costa del erario público.
Esta fue la jura de Alberto Garzón:
Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de ministro de Consumo, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener las deliberaciones del Consejo de Ministros y Ministras.