Aunque pudiera parecerlo, no es 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes.
Pero el Gobierno Sánchez, con sus actos, provoca que cada jornada tenga su afán y que dé, por tanto, la sensación de que se está en una broma macabra en sesión continua.
El último capítulo del folletín de Moncloa lo conforma el operativo diseñado desde la Delegación del Gobierno en Madrid para el tristemente famoso y mortal 8 de marzo de 2020.
Con el coronavirus, ya no tocando a las puertas de España, sino instalado cómodamente en el sofá de casa (y pidiendo unas palomitas y una Coca-Cola, que diría Pablo Laso, entrenador del Real Madrid de baloncesto), el delegado gubernamental en Madrid diseñó un operativo que visto ahora suena a auténtica guasa.
La previsión que tenía José Manuel Franco, tal y como informa este 30 de septiembre el diario ABC, era de nada más y nada menos que de 1.500 personas.
No, no se han caído ceros de esa cantidad. Ese era el cálculo estimado porque desde dentro del Ejecutivo socialcomunista ya se era plenamente consciente de la que se estaba avecinando y pensaban que los ciudadanos, a pesar de los mensajes animando a participar en las movilizaciones, acabarían por apostar por la prudencia.
Craso error. Al final, según datos oficiales, por las calles de la capital de España se concentraron más de 120.000 personas.
Incluso llama poderosamente la atención de que en localidades madrileñas como Getafe, con muchísima menos población que Madrid, las previsiones fuesen de que acudiese a la marcha feminista hasta 3.000 personas, el doble que lo sopesado para la capital de España.
LOS DATOS DE OTRAS CAPITALES DE PROVINCIA
Obviamente, Franco quiso curarse en salud y no dar un disgusto a su jefe Sánchez transmitiéndole una previsión que en nada iba a parecerse a la realidad.
Simplemente baste comprobar como en otras capitales de provincia de menor densidad que Madrid, la cantidad de manifestantes que se presumían eran mucho mayores que los 1.500 previstos por el delegado del Gobierno de la región capitalina.
Así, por ejemplo, en Sevilla se manejaba una cifra cercana a las 60.000 personas o las 5.000 de Zaragoza. Al final, en el caso de la capital hispalense sólo participó una cuarta parte, unos 15.000 manifestantes, mentras que en la ciudad maña el guarismo se duplicó hasta llegar a las 10.000.
Y EL EJECUTIVO SABÍA LOS RIESGOS
¡Qué duda cabe, a tenor de esas previsiones en Madrid, que el Ejecutivo de Pedro Sánchez era consciente del peligro que suponían esas marchas feministas!
Y como prueba el ejemplo de Irene Montero, ministra de Igualdad, ya no por quedar contagiada como la vicepresidenta Carmen Calvo o la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, sino porque horas después del 8-M, en una entrevista para la televisión vasca el 9 de marzo de 2020, reconocía en un ‘off the record’ que conocía perfectamente los riesgos de acudir a la marcha y que, evidentemente, el Covid-19 había espantado a muchos más participantes de los previstos.
El fragmento en cuestión pasará a la historia de la irresponsabilidad de un Ejecutivo que era plenamente conocedor de que el virus campaba a sus anchas y que las concentraciones como las del 8-M sólo podían provocar un contagio masivo:
—Periodista: ¿A qué crees que se debe la bajada de cifras?
—Irene Montero: Pues tía, creo que al coronavirus […] No lo voy a decir pues porque no lo voy a decir.
