La imagen ‘feminista’ de Pablo Iglesias cada vez se cae más a pedazos

«¿Según Igualdad, Pablo Iglesias es un acosador sexual?»: La pregunta de Bea Fanjul que asusta a Vicky Rosell

La diputada del Partido Popular demostró que, según el Ministerio de Irene Montero, el líder de Podemos caería en la categoría de “acosador”

Bea Fanjul necesitó solo una pregunta para transformar a Victoria Rosell en un manojo de nervios.

La diputada del Partido Popular recopiló los principios del propio Ministerio de Igualdad, en manos de Irene Montero, sobre las conductas que son tildadas de “acoso sexual”.

Afirmando que dichas conductas fueron percibidas en el líder de Podemos, Pablo Iglesias, Fanjul lanzó su pregunta letal: “¿Según Igualdad, Pablo Iglesias es un acosador sexual?”.

Rosell entró inmediatamente en pánico. Comenzó a reír nerviosa, intentando dar con una excusa que pudiera salvar al ‘líder supremo’ de Podemos, pero terminó sin ofrecer una respuesta a la pregunta de la diputada del PP. El que calla, otorga.

Fanjul logró desmontar a Rosell utilizando los propios principios del Ministerio de Irene Montero.

“Estará de acuerdo en que, quien comete acoso sexual, es por definición un acosador. Entendemos, según su criterio, que cualquier tipo de mirada lasciva es acoso. Cualquier tipo de broma sexual hacia una mujer, es acoso. Cualquier tipo de insinuación inapropiada es acoso”, comenzó a justificar.

A lo que remató con un “todos conocemos y tenemos constancia de que el vicepresidente segundo del Gobierno ha cometido acoso en, al menos, una ocasión. Por lo tanto y siguiendo su racionamiento, y entendiendo que usted está de acuerdo con el criterio del Ministerio [de Igualdad], respóndame: ¿Sería para usted el señor Iglesias un acosador sexual?”.

En ese instante fue cuando la podemita se transformó en un manojo de nervios que no pasó desapercibido en las redes sociales.

“La cara del final de la del Ministerio de Igualdad es para enmarcar por favor”, afirmó un usuario de Twitter.

Los episodios machista de Iglesias

El vicepresidente mantuvo, entre 5 y 36 meses, en su control la tarjeta del móvil de Dina Bousselham, donde había conversaciones personales e imágenes íntimas de su exasesora. ¿El motivo?, para “protegerla”, según admitió el vicepresidente segundo.

No es la única actitud machista del líder de Podemos.

Pese a presumir de un discurso feminista en sus mítines y actos públicos, la imagen de Iglesias comenzó a tambalear con las filtraciones del móvil de Dina, donde se podía leer que el actual vicepresidente quería “azotar hasta que sangre» a Mariló Montero.

También ocurrió con Pilar Gómez (La Razón). En plena tertulia política en ‘Al Rojo Vivo’, el líder de Podemos le guiñó un ojo a la periodista.

“Pues a mí personalmente no me gusta que me guiñen el ojo ¿lo puedo decir o no? Pues sí, me ofende, al igual que a él le ofende que yo le trate de tú o de usted, a mí no me gusta. Me molesta que en un debate político me guiñen un ojo”, sentenciaba la periodista para dejar clara su postura al líder de Podemos.

«¡Qué bonito abrigo de piel llevas!»

En una rueda de prensa en el Congreso, Pablo Iglesias intento burlarse de la periodista Ana Romero, quien le había preguntado si su decepcionante resultado electoral afectaba a sus intenciones de pacto de Gobierno.

«¡Qué bonito abrigo de piel llevas!», se limitó a declarar el dirigente podemita, mientras sus compinches y la propia Irene Montero sonreían como lelos .

Levy «se calienta»

Pero las periodistas no han sido las únicas atacadas por el rampante machismo de Iglesias. También lo han sido las dirigentes de otros partidos políticos como Andrea Levy, la vicepresidenta de Estudios y Programas del PP. Durante la investidura fallida de Pedro Sánchez, el líder podemita manifestó que Levy «se calienta» con el diputado de su partido Miguel Vila.

El secretario general de Podemos manifestó que ofrecía su despacho en el Congreso para que «ambos se conozcan mejor».

Ridiculizando la condición de mujer de la ‘popular’, el tono jocoso de Pablo Iglesias fue en aumento hasta confesar que se sentía «preocupado» ya que se ve incapaz de «controlar la virtud de sus diputados» y que ante ese contexto lo único que puede hacer es «facilitar su despacho».

Iglesias realizaba este alegato en el estrado del Congreso de los diputados, a la vista de todo el mundo, para intentar justificar su rechazo a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

«La única fuerza de Botella es su marido»

Ana Botella, la que fuese alcaldesa de Madrid entre 2011 y 2015, también estuvo en el blanco de los ataques machistas de Pablo Iglesias. El líder podemita menospreciaba los logros de Botella y señalaba que llegó a la Alcaldía de la capital por ser esposa del ex presidente del Gobierno José María Aznar.

«Es una pena que en un día como hoy tengamos que hablar de Ana Botella, que representa todo lo contrario a las mujeres valientes. Es la que encarna ser esposa de, nombrada por, sin preparación…y además de belicista, es una mujer cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido y de los amigos de su marido», destacaba Iglesias en una tertulia de La Sexta Noche.

Se dirigía a sus alumnas por su físico

La actitud machista de Iglesias no viene de ahora. En su época de profesor en la Universidad Complutense de Madrid se dirigía a sus alumnas por sus rasgos físicos, mientras que a los chicos les llamaba por su nombre.

Así lo revelaban referencias recogidas en el blog de Colectivos de Jóvenes Comunistas de su Universidad.

La bitácora de estudiantes comunistas publicó en febrero de 2014 una entrada titulada [Somosaguas] Lo que no sabes de los líderes de Podemos. Ni Juan Carlos Monedero ni Pablo Iglesias salían bien parados por diversos motivos. Uno de ellos era el retrato de ambos en el que se les presentaba como machistas. En el caso del secretario general de la formación morada se dice de él:

«También sabemos que Pablo Iglesias en sus clases se dirige a las alumnas, no por su nombre o apellido cómo sería lo lógico, sino por sus rasgos físicos o diminutivos, actitud machista que choca frontalmente con el aparente feminismo del que hace gala en la televisión».

Así, las chicas podían ser «rubita» o incluso «gordita». De hecho, este blog aseguraba que si una mujer era poco agraciada lo destacaba en el apodo usado para referirse a ella.

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Autor

José Antonio Puglisi

Periodista italovenezolano especializado en economía y periodismo de investigación.

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