Los podemitas desafían al líder del PSOE con un ataque directo a Batet y el Supremo

A Sánchez le pide el cuerpo echar a Podemos del Gobierno, pero le frena el canguelo de perder La Moncloa

El inquilino de La Moncloa teme que los podemitas no le aprueben los PGE y le fuercen a unas elecciones anticipadas

A Sánchez le pide el cuerpo echar a Podemos del Gobierno, pero le frena el canguelo de perder La Moncloa

Todo parte de una elemental cuestión de cálculo.

A Pedro Sánchez le anda pidiendo el cuerpo en estos últimos días mandar al INEM a los ministros de Unidas Podemos.

En pocas horas le han abierto dos frentes: la derogación de la reforma laboral y el rifirrafe con el Tribunal Supremo a cuenta del ‘pateapolicías’ podemita Alberto Rodríguez.

El presidente del Gobierno está viendo como los suyos, los del PSOE, están exigiéndole contundencia y tachando de desleales a los miembros de la formación liderada por Ione Belarra.

El problema es que ahora mismo, con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 en pleno apogeo, sería prácticamente un suicidio romper con los morados.

Sin los PGE se acabó la legislatura y toca ir irremediablemente a las urnas antes de finales de 2023.

Por esa razón, de momento, Sánchez prefiere no cortar el fino hilo que une a las dos formaciones y trata de capear como puede el temporal.

Pero la tormenta política arrecia cada vez más y, sin ir más lejos, sus socios morados ya no se cortan a la hora de exigir en público una reunión para ver qué sucede con esos dos asuntos de marras.

La reclamación de que se derogue la reforma laboral del Partido Popular y la petición de explicaciones por la decisión de Meritxell Batet por cumplir con la ley y desposeer de su acta de diputado a Alberto Rodríguez han enojado a Unidas Podemos:

Sánchez, con respecto a la reforma laboral, está acorralado al tener que contentar a Dios (Unión Europea) y al diablo (Unidas Podemos).

Desde el ámbito comunitario ya se ha avisado con insistencia a España de los riesgos que supone liquidar la misma, algo que incluso sabe la ministra de Hacienda, Nadia Calviño, quien tampoco está por la labor de acabar por entero con ella.

Sin embargo, Yolanda Díaz, la titular de Trabajo, ya ha dicho claramente que ese compromiso es inexcusable y que hay que proceder a su derogación.

¿La reacción de Sánchez? Pues contemporizar e intentar, como los malos colegiados, contentar a los dos equipos, en este caso a ambas ministras, algo que resulta harto improbable.

A Sánchez no le interesa ponerse a mal con ninguna de las dos.

Pero si teme a una en especial esa es la responsable de Trabajo.

La podemita le está comiendo la tostada al PSOE dentro del Gobierno e incluso la militancia del partido de Ferraz ve en ella una rival más que importante en unas futuras elecciones, tal y como destacaba el 16 de octubre de 2021 un sondeo de NC Report para el diario La Razón.

ENSALADA DE PALOS CONTRA LA PRESIDENTA DEL CONGRESO Y EL TRIBUNAL SUPREMO

El otro frente que se le ha abierto a Pedro Sánchez es el asunto del diputado podemita Alberto Rodríguez con la retirada de su acta.

Los ataques de Unidas Podemos contra la decisión de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, por cumplir la sentencia del Tribunal Supremo y las acusaciones contra el juez Marchena han sido despachadas por Pedro Sánchez con esta ‘contundencia’:

Hay una cuestión que se tiene que dirimir entre dos poderes, el legislativo y el judicial.

El problema es que desde Unidas Podemos las bravatas contra la presidenta del Congreso y el Alto Tribunal no solo no han parado, sino que han incrementado su temperatura.

Pero Sánchez, con el miedo en el cuerpo a no ver aprobados los Presupuestos Generales del Estado y arriesgarse a poner en juego La Moncloa en unas elecciones anticipadas, de momento no mueve ficha.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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