El documento sería para troncharse de risa si no fuera por la gravedad que esconde.
Porque el simple hecho de que por aquel entonces todo un embajador español en Venezuela se dirigiera epistolarmente a una de las máximas exponentes del chavismo con un «querida gacela» es, aparte de una cursilería supina, una prueba irrefutable del conchabeo con la dictadura caribeña.
Yendo a lo mollar del asunto, tal y como publica este 19 de noviembre de 2021 el diario El Mundo, la Policía Judicial ha puesto a disposición de la Audiencia Nacional la correspondencia del que fuera embajador de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela, Raúl Morodo, con los grandes jerarcas chavistas.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) ha entregado ante el Juzgado de Instrucción número uno de la Audiencia Nacional un extenso informe en el que desglosa el contenido de las cartas remitidas durante los últimos años por Raúl Morodo a los principales cargos públicos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro para pedirles que le ayudaran en múltiples negocios.
Tal ha sido la complicidad de Morodo con los cabecillas del régimen dictatorial que en determinadas misivas empleó términos rayanos en la familiaridad.
De ahí que no se cortara un pelo a la hora de dirigirse a la chavista Delcy Rodríguez, la de las 40 maletas, como «querida gacela» o invitar a degustar unos cigarros cubanos a otros dirigentes de Chávez y de Maduro.
Pero, y esto conviene subrayarlo, detrás de esas expresiones abochornantes en un cargo diplomático se esconde lo realmente preocupante.
Las cartas de Morodo, considerado una especie de conseguidor, venían a reclamar que atendieran a su vástago. Gracias a él sacó cantidades ingentes a la petrolera PDVSA, así como la posibilidad de que multinacionales españolas pudieran operar en el país venezolano.
Por lo pronto, la Fiscalía Anticorrupción tiene por seguro que Morodo obtuvo una cantidad próxima a los 30 millones de euros, algo que ha provocado que la Audiencia Nacional le tenga investigado junto a su esposa e hijo por delitos de corrupción internacional y contra la Hacienda pública.
MÁS MISIVAS
Delcy no fue la única ‘afortunada’ de las cartas escritas por Morodo durante su cargo como embajador.
En septiembre de 2010 no vacilaba en mostrar su aprecio hacia Hugo Chávez:
Si tus ocupaciones te lo permiten, me agradaría darte un abrazo.
Tampoco se mostró precisamente frío con el exministro de Energía Rafael Ramírez, entre otras razones por el dinero facturado a PDVSA:
Quiero agradecer, muy de veras, el apoyo a mi hijo Alejo.
En 2012 pedía a Ramírez que atendiera a directivos de Galp, empresa en la que estaba Alejo como asesor jurídico:
Te agradecería, querido Rafael, que hicieses un hueco en tu apretada agenda.
Igualmente, ‘seducía’ a otros interlocutores con un buen puro cubano, como sucedió en febrero de 2011 con Temir Porras, ex viceministro de Relaciones Exteriores:
Te voy a pedir un favor, que apoyes un proyecto de cine. Ya fumaremos con los amigos un buen veguero de Vuelta Abajo.
En noviembre de 2013 no dudaba en escribirle a un chavista ‘caviar’ como Diosdado Cabello para que facilitara una gestión a su hijo Alejo:
Estará unos días en Caracas y dejará una carta en la Secretaría de la Asamblea Nacional.
Morodo, pese a que solo fue embajador de España en Venezuela entre 2004 y 2007, no dudó en usas sus influencias para organizar una comida con quien fuera presidente de Telefónica, César Alierta, para ponerle en contacto con el embajador venezolano en España, Isaías Rodríguez, aprovechando los intereses abultados que tenía la operadora en el país caribeño.
