En el año 2000 volvió a ocurrir: un asesinato perpetrado por ETA. Más específicamente, un asesinato a Ernest Lluch, antiguo ministro de Sanidad y Consumo. Un año antes de su muerte, el exministro hizo públicas unas palabras, haciendo referencia a los etarras.
«Gritad más, que gritáis poco. Gritad, porque mientras gritáis, no mataréis».
El 21 de noviembre del año 2000, fue encontrado muerto, a causa de dos tiros, en su garaje.
Marlaska, el salvador de los etarras
La política de acercamiento a presos etarras ya es una realidad. Dicha política, promovida y realizada por Fernando Grande Marlaska, ha sido considerada como «traición» del Gobierno por todas aquellas personas que han sufrido en primera persona los hechos y las acciones realizadas por los terroristas vascos.
Las víctimas están completamente seguras de que todo esto está relacionado con los lazos tan estrechos que poseen los socialistas con Bildu. Esta teoría tiene mucho sentido y, de hecho, está ampliamente relacionada. Según información revelada por El Debate, el ministro de interior Marlaska proporcionaría ayudas y defendería a más de una decena de etarras.
Trata de ocultar las ayudas
Beneficiados de ETA
Maite Pedrosa Barrenechea fue partícipe del asesinato de Fernando Jiménez Pascual y del ya mencionado Miguel Ángel Ayllón. Fue también culpada del asesinato de Alberto Jiménez-Becerril, concejal sevillano del PP.