Habían pasado ya demasiados días, tres, desde que se conociera -o diera a conocer- que Pedro Sánchez y Margarita Robles habían sido espiados con Pegasus en sus teléfonos móviles, hasta que ha aparecido otro ministro en el ajo.
Este 5 de mayo de 2022 amanece con El País publicando que al pobrecito ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le han encontrado rastros del programa espía ya famoso en el móvil. Ideal para Marlaska, que también aprovechará esta victimización como vienen haciendo desde el Ejecutivo, y quizás aproveche para soltar a algunos etarras más o a peligrosos presos en tercer grado, gracias a la cortina de humo.
Ya saben que todo esto del espionaje de Pegasus al Gobierno huele a chamusquina, y cada cuál puede creerse un porcentaje distinto de la historieta. El País explica que «según fuentes gubernamentales, el ministro del Interior ha entregado dos móviles al Centro Criptológico Nacional (CCN): el que utiliza actualmente para sus comunicaciones oficiales y el que empleaba en mayo de 2021, cuando se produjo el punto culminante de la crisis diplomática con Marruecos, con la entrada irregular de más de 10.000 inmigrantes a Ceuta». Y adivinen…
«Es en este segundo terminal donde se han encontrado rastros de haber sido atacado por el programa espía israelí. Tras el primer positivo, el CNI está realizando nuevos análisis para verificar el ciberataque y determinar su alcance».
La mentira que hace sospechar
Y es que nadie duda de que el Ejecutivo está utilizando esto -y eso que ya sin extinto Iván Redondo- como un arma de marketing en busca de la victimización. No se entiende de otro modo si no la mentira. Alfonso Egea contó en Periodista Digital lo del informe existente del CNI que detalla la mentira:
El Gobierno recibió un manual para detectar el software Pegasus en teléfonos móviles iPhone, al mismo tiempo que avisó de que al menos dos de sus entonces ministros, Juan Carlos Campo, titular de Justicia, y Arancha González Laya, ministra de Exteriores, habían sido víctimas de espionaje.
«El CNI, a través del Centro Criptológico Nacional (CCN), ya había enviado una circular pidiendo la revisión de los teléfonos. Al final, solo hay dos alternativas: hay una enorme incompetencia en materia de inteligencia o simplemente hay un uso político y torticero de estos acontecimientos”.
Y es que algo que llama la atención es el momento en que se da a conocer el presunto espionaje, al igual que las formas y las explicaciones del caso. Sobre los tiempos, el periodista resalta que “todo esto ocurre cuando el independentismo catalán está en efervescencia. Parece todo demasiado oportuno”.
El texto, cuya numeración es “CCN-CERT IT-48/21”, fue entregado al Palacio de La Moncloa en julio de 2021. Un mes después de que los móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, fueran infectados con el malware, de acuerdo a la información difundida por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños.
Embustero, manipulador y patoso
No haría en realidad falta explicar por qué ni siquiera en este caso se le da mucha credibilidad al Presidente del Gobierno, en plena victimización por haber sido espiado, pero por si acaso.
Lo contó muy bien Carlos Herrera en COPE en la mañana siguiente, a día 3 de mayo. Sánchez es un presunto embustero, manipulador y patoso, de modo que todo esto del espionaje suena a que tiene una intencionalidad:
«Primero, falta que sea verdad porque siendo como es un embustero todo hay que cogerlo con los dedos. Segundo, que la manipulación de la noticia tenga un sentido para calmar, agradar, contentar a sus socios independentistas. Y tercero, ¿cómo pones tu país, el prestigio de tu país, de tu Gobierno que va a ser nada menos que sede de una cumbre de la OTAN, en almoneda contándole a todo el mundo que a ti y a la ministra de Defensa, de la que depende el CNI, le han espiado el teléfono?»
