Es todo muy turbio y por eso resulta urgente que Pedro Sánchez lo aclare.
Sobre Begoña Gómez pesa una duda que da escalofríos: según France Soir, diario francés antaño mítico, la razón del cambio de Sánchez en el Sáhara y el abandono del Polisario es que Marruecos tiene información confidencial sobre las actividades de su esposa en Africa.
Todo indica que es Argelia, enemigo jurado de Marruecos, quien esta difundiendo esa tesis, pero eso no significa que sea falsa o no tenga cierto fundamento. Máxime cuando el líder del PSOE, un tipo alérgico a la transparencia, contribuye a elevar las sospechas, con sus silencios, sus contradicciones y sus ocurrencias.
En apenas un año, Sánchez pasó de recibir clandestinamente al líder del Polisario, enemigo número 1 de Rabat; a entregarle a Marruecos el Sáhara. Y lo hizo sin explicar nada. ¿Que pasó para que Sanchez decidiera hacer esa cabriola?
Lo único que sabemos, porque el propio presidente socialista lo confesó es que le espiaron el teléfono móvil y le sacaron miles de datos. Nadie ha confirmado que fuera Mohamed VI el espía, pero nadie lo ha desmentido.
Llama la atención que la actividad de Begoña en África, al frente de un centro creado ad hoc para ella por el Instituto de Empresa, concluyera hace unos meses de forma abrupta. ¿Sabe alguien que pasó ahí?
No vamos a especular, pero se nos ocurren a botepronto varias preguntas que debe responder Sánchez cuanto antes: ¿quién le espió y qué le robó? ¿Le han chantajeado chantajear? ¿Qué pinta Begoña Gómez en todo esto?
Quien calla no siempre otorga, pero Sánchez haría bien en aclarar todo esto y dar a los ciudadanos su versión de lo ocurrido.
España y los españoles no merecen tener un presidente de Gobierno bajo sospecha.
