Este verano, criticábamos a Pedro Sánchez por volar en Falcon a Extremadura y, que a su llegada, hablase del cambio climático. Ahora, la Ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha viajado en Falcon a Valencia para animar a los ciudadanos a que utilicen más el autobús. La hipocresía en este Gobierno no tiene límites.
El objetivo del viaje ha sido inaugurar un nuevo tramo de carril Bus-VAO que, según la ministra, ”permitirá que los autobuses circulen más rápido y con mayor regularidad; lo que atraerá a más pasajeros e impactará de manera positiva en el medio ambiente”.
Y, esto, lo dice después de utilizar uno de los Falcon del Gobierno para un vuelo de una media hora que ha supuesto una emisión de casi dos toneladas de dióxido de carbono. Pero, los valencianos, que no utilicen su coche.
Para terminar de rematar la broma, esa misma mañana, antes de volar a Valencia, Raquel Sánchez estaba en la madrileña estación de Atocha, desde donde sale el AVE, para publicitar en televisión el descuento en transportes del Gobierno. ¿No podría haber viajado la ministra en AVE? Entre la duración del vuelo, despegue, aterrizaje y traslado desde Atocha a coger el Falcon, hubiera tardado lo mismo.
Pero es mucho mejor derrochar el dinero de todos los españoles y contaminar más, para luego vendernos que el Gobierno apuesta por la movilidad sostenible.
Sánchez fue a un concierto de Serrat en Falcon
Pedro Sánchez sabe que, salvo que medie un cataclismo de proporciones bíblicas, está más fuera que dentro de La Moncloa.
Y por eso, a sabiendas de que le queda como mucho un año como presidente del Gobierno, no va a tener el menor empacho de recurrir a hacer lo que le venga en gana.
Eso sí, pagando el contribuyente, como de costumbre.
Una de las aficiones, caras además, del mandatario socialcomunista es agarrar por banda el Falcon para sus actividades particulares.
Porque es que, tal y como publica el digital Vozpópuli, Sánchez agarró en la tarde noche del 23 de diciembre de 2022 el avión oficial, pero no para acudir a algún evento del Ejecutivo.
El inquilino de La Moncloa quiso acudir en Barcelona al último concierto de Joan Manuel Serrat.
Así que a última hora de la tarde fue recogido primero por el helicóptero SuperPuma para ser llevado hasta la base aérea de Torrejón de Ardoz y desde allí tomar el Falcon para llegar hasta la Ciudad Condal.
Cierto es que en la agenda presidencial constaba que Sánchez acudiría al concierto, pero no que fuera a movilizar, una vez más, los medios de transporte oficiales.
Todavía tendrá la caradura de justificar que su presencia en el concierto de Serrat se debe a su apoyo a la cultura y, en consecuencia, defender que su viaje es de carácter oficial.
Ni así tendría justificación que el líder del PSOE, haya vuelto a echar mano del avión presidencial y del helicóptero Super Puma para hacer un viaje Madrid-Barcelona en compañía del ministro Miquel Iceta con el fin único de asistir a un concierto musical.
El nepotismo del jefe del Ejecutivo no tiene límites; tampoco su hipocresía, porque mientras se erige en abanderado del ecologismo no escatima gastos de combustible para hacer un trayecto de apenas 600 Km.
