Se decía antaño que el PSOE era una agencia de colocación.
Ahora ya no es tanto la formación de Ferraz la que ejerce como ‘cazatalentos’ para enchufar a los afines.
Esa ‘competencia’ ha pasado de manera directa a las manos de Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, desde que accedió a La Moncloa, se ha dedicado a meter con calzador a los suyos en las más altas esferas institucionales.
De hecho, tal y como titula este 4 de septiembre de 2024 el diario ‘El Mundo‘, es tal colonización de las instituciones por parte del líder socialista que ya no tiene freno alguno en asaltar lo que sea con tal de agradecer los favores prestados.
El último de los diez dedazos más significativos es el de José Luis Escrivá.
El actual ministro de Transformación Digital pasará a ser el Gobernador del Banco de España, un puesto que, aunque es prerrogativa presidencial decidir quién ocupa el cargo, la práctica habitual había sido intentar llegar a un consenso con el principal partido de la oposición.
Evidentemente, lo de Escrivá no es más que la guinda de todo un proceso de elección de afines de manera discrecional.
Por ejemplo, la Fiscalía General del Estado es uno de los órganos en los que el sanchismo ha dejado su huella casi indeleble.
Primero con Dolores Delgado, que pasó de ser ministra de Justicia a ser la Fiscal General del Estado.
Posteriormente, cuando esta deja el cargo, se elige para la causa a otro de la órbita presidencial, a Álvaro García Ortiz, casualmente número dos de Delgado en ese órgano.
Juan Carlos Campo, que sustituyó a Delgado en el Ministerio de Justicia, acabó obteniendo con posterioridad plaza como magistrado en el Tribunal Constitucional.
Viejos conocidos
Carmen Calvo también fue otra de las agraciadas en la lotería de Sánchez. Tras ocupar un puesto en el Consejo de Ministros como titular de Presidencia y Relaciones con las Cortes, se vio con el puesto de presidenta del Consejo de Estado.
Otro viejo conocido es José Félix Tezanos, que pasó de estar en la dirección del PSOE a manejar la marmita demoscópica como presidente del Centro de Iniciativas Sociológicas, CIS, donde ejerce de brujo adivinador con los resultados ya conocidos por todos. No da una ni por equivocación.
Miguel Ángel Oliver, conocido durante la pandemia como MAO, por su costumbre nada higiénica de filtrar y controlar las preguntas que se le hacían al presidente Sánchez durante sus múltiples comparecencias, pasó de ser el jefe de Comunicación de La Moncloa a ejercer la Presidencia de la Agencia EFE.
También fue polémica la elección de Fernando Galindo como Letrado Mayor de las Cortes tras haber disfrutado de una etapa como alto cargo del Gobierno sanchista.
Tampoco se salvó de ser colonizado el Instituto Nacional de Estadística, el INE, donde está colocada como rectora Elena Manzanera, que ejerció cargos relevantes con el PSOE en la Junta de Andalucía.
Por último, la tan manoseada Radio Televisión Española (RTVE), un puesto que siempre ha estado desde la llegada de Sánchez al servicio de lo que dicte La Moncloa.
Hasta tal punto que la última elegida, Concepción Cascajosa, tiene como ‘mérito’ ser militante del PSOE.
